Una escena con el tekenu en la tumba de Djehuty

Dic | 2009

José Miguel Serrano

En el transcurso de la campaña 2007 del ‘Proyecto Djehuty’ se terminó la excavación la sala interna de la TT 11, el sancta sanctorum o capilla propiamente dicha, una vez solventado el problema de los escombros que la colmataban, que afluían a ella desde dos fracturas en el techo y que habían impedido hasta entonces su estudio y valoración. Entre los hallazgos realizados destaca la localización del pozo funerario que, como se comprobó posteriormente, conducía a la cámara sepulcral del propio Djehuty. También quedó al descubierto el nicho con las estatuas de culto, un total de tres (Djehuty flanqueado por sus padres). Otra feliz novedad fue comprobar que las paredes de dicha capilla estaban totalmente decoradas en relieve.

Entre las imágenes y textos, de gran calidad artística y cuidado acabado, aparecen como era de esperar varias listas de ofrendas, así como la típica escena de sacerdotes oficiando ante el altar o mesa de culto.  Pero lo más destacable sin duda lo constituye una serie de paneles con un repertorio iconográfico novedoso donde predominan las escenas de sacrificio (de bóvidos fundamentalmente), así como rituales funerarios poco comunes, de difícil comprensión y sin apenas paralelos.

Se trata de un hallazgo singular, teniendo en cuenta que la norma general es que las escenas y textos funerarios se repitan de una tumba a otra, con más o menos variaciones, pero en definitiva ateniéndose a un modelo o patrón que admite pocas excepciones. En el caso de la capilla de la tumba de Djehuty, y de acuerdo con el estado actual de nuestros conocimientos, solo hay otras dos tumbas, también de la Dinastía XVIIIª, que presenten un repertorio iconográfico similar:

  •   La TT 29, perteneciente a Amenemope, visir de Amenhotep II, en Sheik Abd el-Qurna, que actualmente es objeto de excavación y estudio por la misión arqueológica belga de l’Université Libre de Bruxelles (ULB). En esta tumba, relativamente posterior a la de Djehuty, solo aparecen algunas de las imágenes reproducidas en la TT 11.
  • La TT 20, perteneciente a Montuherkhepeshef, datada en la época de Tutmosis III. Está decorada con escenas de gran complejidad y belleza, que ofrecen unas secuencias rituales (acompañada a veces de texto) sin claros paralelos hasta ahora. Por desgracia,  la tumba fue expoliada muy poco después de su descubrimiento, a finales del siglo XIX, y pese a ser bien conocida y citada, carecemos aún de un estudio completo actualizado. El estilo y la técnica con que están decoradas esta tumba y la TT 11 (Djehuty) son tan similares que cabe la posibilidad de que provengan de una misma tradición artística, escuela o taller, o que incluso fueran el resultado del trabajo de un mismo grupo de artesanos. No hay que olvidar que Djehuty  y Montuherkhepeshef son prácticamente contemporáneos (época del reinado conjunto de Hatshepsut y Tutmosis III) y que además ambas tumbas se encuentran en Dra Abu el-Naga, muy próximas, a apenas unos cincuenta metros de distancia la una de la otra.

La gran novedad es que buena parte del especial repertorio iconográfico de la TT 20 es el que también decoraba los muros de la capilla de la tumba de Djehuty, y que los textos y escenas de ambas monumentos funerarios se complementan unos a otros, lo que abre nuevos caminos y perspectivas para su mejor estudio y comprensión. Como ejemplo, nos centraremos en un conjunto de escenas dedicadas a la figura del tekenu y a los rituales con él relacionados.

La escena del tekenu (TT 11 y TT 20)

Como es bien conocido, el tekenu es una figura recurrente en las representaciones funerarias. Aparece fundamentalmente en el cortejo que traslada el cuerpo y el ajuar a la tumba, y todavía no está clara cual es su función concreta y su naturaleza última. Ello se debe en parte a que lo encontramos en general en la misma postura, estático e inmóvil, como una figura sentada o tumbada, envuelta en un manto o cubierta que le confiere una forma globulosa. La mayoría de las veces aparece sobre un trineo arrastrado por varios personajes. Además, la escena del tekenu en pocas ocasiones va acompañada de textos y en estos casos suele tratarse de textos cortos y poco expresivos, cuando no corruptos o de difícil interpretación.

En la tumba de Montuherkhepeshef (TT 20), además de aparecer como es habitual en la procesión funeraria, el arrastre del tekenu se repite –cosa excepcional- el registro superior de uno de los paneles más interesantes y conocidos de esta tumba, en el que además de las consabidas escenas de matanza y despiece de bóvidos aparece el célebre episodio del sacrificio de nubios. Por desgracia, el panel está bastante deteriorado, y buena parte de las imágenes y de los textos que acompañan se reconstruyen solo parcialmente y con notables dudas. Afortunadamente, en la capilla de Djehuty (TT 11) este mismo registro se ha conservado relativamente bien, permitiendo completar al de la TT 20.

Así, la combinación de ambas escenas proporciona un documento excepcional relativo al tekenu, fundamentalmente por dos razones. Primero porque el oficiante que asume este papel aparece representado hasta en tres ocasiones en el mismo registro o secuencia de imágenes, cuando lo normal es que solo figure una vez en el conjunto de los rituales funerarios de una tumba. En segundo lugar, porque en estas escenas el tekenu aparece como una figura dinámica, en movimiento, realizando una serie de actos sucesivos de lo que entendemos como una secuencia dramática ritual. La secuencia de actos o momentos elegidos para describir el desarrollo del ritual es la siguiente:

  • 1) Primero encontramos al tekenu en el extremo derecho, en lo que se supone el inicio del registro o escena (perdido en la tumba de Djehuty), justo después de la representación de Montuherkhepeshef y su madre (en la TT 20). Bajo una corta inscripción que menciona simplemente su incorporación al cortejo, nuestro protagonista parece encaminarse hacia el trineo. Está vestido con un faldellín y un gorro o tocado corto que le deja al descubierto la oreja, un detalle que como veremos tendrá su importancia, pues lo identifica y lo diferencia del resto de los participantes en el ritual.
  • 2) A continuación, lo encontramos sobre el trineo, también bajo un breve texto claramente alusivo a lo que representa la escena, es decir, a la acción de tumbarse o tenderse en el trineo, que es arrastrado por cuatro hombres. Gracias a los relieves de la capilla de Djehuty, sabemos que el que marcha en cabeza, el director quizás de esta liturgia, es el sacerdote-selqet, que tiene una especial relación con los rituales del tekenu. Esta representación se ha conservado en la TT 20, pero de nuevo tampoco en la capilla de Djehuty.
  • 3) La tercera y última aparición del tekenu en la secuencia ritual, a la izquierda según miramos la escena, supone quizás la mayor novedad y la imagen más significativa. Casi perdida en la TT 20, se ha conservado prácticamente intacta en la capilla de la tumba de Djehuty: por delante del sacerdote-selqet y del grupo que arrastra el trineo vemos un personaje que sostiene en la mano un bulto de forma globulosa del que salen dos apéndices. Delante de él, un texto en columna lo identifica claramente como el tekenu. Además su tocado de cabello corto, que deja la oreja al descubierto, lo diferencia de los sacerdotes que arrastran el trineo, siendo idéntico a las otras dos imágenes de nuestro personaje en el mismo registro. En el extremo izquierdo de la escena, cerrándola, aparece otro texto, más largo y en tres columnas, cuya lectura, aunque presenta algunas dificultades, incluye la mención de la piel-meska, la que cubre al tekenu y que caracteriza a nuestro personaje.

Esta piel es a nuestro entender el bulto globuloso antes mencionado, y posiblemente esta secuencia de imágenes tenga que ver con a la acción de despojarse de ella y depositarla en algún lugar. Los relieves de las tumbas de Djehuty y Montuherkhepeshef permiten conocer adonde va a parar la piel-meska del tekenu: su destino final es ser arrojada a un pozo, acompañando a los trozos más selectos del toro sacrificado, el corazón y la pata, acompañados de un mechón de cabellos.

En resumen, la combinación de las imágenes grabadas en las tumbas TT 11 y TT 20 muestra como se pueden reconstruir los episodios rituales del funeral, en este caso uno protagonizado por el tekenu: nuestro oficiante se cubre con el manto o piel, y se tiende o acuesta en el trineo, arrastrado por otros oficiantes. Una vez realizada esta acción, el tekenu se libera de la piel, que, como ofrenda o despojo sagrado va a parar a un pozo ritual junto con las partes escogidas del toro, algo que, dicho sea de paso, puede ayudar a comprender que aparezca el tekenu con cierta frecuencia asociado a escenas del sacrificio de bóvidos. Cabe esperar que la puesta en valor del nuevo repertorio iconográfico que proporciona la capilla de Djehuty, y sobre todo su cotejo y comparación con las escenas de la tumba de Montuherkhepeshef, abran nuevas perspectivas y caminos para lograr a una mejor comprensión de esta serie de rituales funerarios, que hasta ahora constituían un documento único y de difícil interpretación.