6 febrero 2012

El calor ya se deja sentir a partir de media mañana y, aún así, el trabajo mantiene el ritmo de siempre. Los ciento treinta trabajadores que tenemos ahora contratados no paran ni un minuto, unos acarreando espuertas, otros con el palaustrín o con la azada, y los más afortunados en la criba o encargados de repartir té… En el sector 10 ya se retiraron los amontonamientos de piedra y seguimos descendiendo. Por encima de las tumbas, los hombres de Carlos, como quien no quiere la cosa, han retirado una cantidad impresionante de metros cúbicos de derrubio, lo que acabará cambiando la apariencia de esta parte de la colina, acercándola a cómo debía ser en época antigua.

A la entrada de la tumba vecina y anexa a la de Baki, ayer retiramos a última hora casi una treintena de conos funerarios, saquitos de natrón, fragmentos de ataúd y de inscripción… Hoy hemos excavado unos veinte centímetros más, hasta alcanzar el nivel del suelo original, que conserva el reboco y enlucido antiguo en algunas zonas junto a la fachada. Al final del día volvíamos a tener a la vista una veintena de conos de Ay, el supuesto propietario de la tumba, además de una tapa de vaso canopo, un shabti de fayenza, dos saquitos de natrón más… Lo hemos dejado todo in situ para sacar mañana una foto de conjunto a primera hora, cuando el área esté en sombra y no haya contrastes fuertes de luz.

Dentro de la tumba de Djehuty, los restauradores continúan su trabajo, lento pero constante, y está dando resultados sorprendentes. A última hora del día, Nacho ha llevado a cabo una prueba de la instalación de las vigas que reforzarán el techo de la capilla de Djehuty y sostendrán el mallazo del falso techo. La prueba ha salido bien y ya tenemos todo listo para su instalación definitiva. También a última hora hemos montado y estrenado un cartel identificativo de la excavación, que hemos levantado a la entrada del yacimiento. Lo mejor del asunto fue ayer por la noche, la pinta del garito donde nos imprimieron el cartel: un quinto piso, un apartamento vacío con un plotter gigante en una habitación destartalada y todo el suelo cubierto de carteles con la cara de distintos candidatos políticos, todos muy serios… Cosas de la democracia.