Trabajo de campo
El día de hoy ha sido un poco más tranquilo que el jueves. En el sector de Gemma se han rebajado veinte centímetros las cuadrículas alrededor del conjunto de tablones donde aparecieron las dos cabezas de canopo, y se ha dejado el terreno preparado para mañana volver a excavar en el lugar de los hallazgos. Realizando esta tarea, hemos encontrado la cabeza de un niño nubio momificada. El estado de conservación era sorprendentemente bueno, con los dientes en su sitio, las orejas, los mofletes, etc.
En el pozo de la tumba intermedia hemos comenzado a excavar sistemáticamente la cámara de abajo del lado norte, a seis metros y medio de profundidad. A la entrada, debajo de una gran piedra, encontramos una bandeja de mimbre en perfecto estado. Luego, retiramos de la superficie los tablones de ataúd y los fragmentos de cerámica más sobresalientes. Entre ellos, había dos tablas pintadas que probablemente pertenecieron a una caja de vasos canopos. Debajo de una capa de lascas de caliza, probablemente desprendidas del techo de la cámara, la tierra es fina y suelta. Al final de la mañana hallamos una pieza de fayenza de color verde de un juego de mesa, probablemente del famoso juego egipcio llamado “senet”.
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Uno de los dos canopos de cerámica hallados en una de las cámaras del pozo funerario de la tumba intermedia. El color se conserva en buen estado y la cara está moldeada con mucho esmero.
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Sobre las lascas de caliza que casi llenan hasta el techo la cámara, encontramos bastantes tablones pintados de varios ataúdes de la dinastía XVIII.
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A la entrada de la cámara apareció esta bandeja de mimbre en un impecable estado de conservación.
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En la excavación del exterior hallamos restos de la momia de un niño nubio. La cabeza se conserva en un estado “terrorífico”.
Trabajo de gabinete
En la jaima grande, Pía y Ahmed han estado dedicados a la limpieza y consolidación de las piezas halladas el jueves: las cuatro tapas de vasos canopos y las dos caras talladas y pintadas de ataúd. Los pigmentos, tanto sobre la madera, como sobre la cerámica, son tremendamente frágiles, por lo que hay que actuar con mucho cuidado y tocarlos lo menos posible. En la mesa de al lado, María José ha ido poco a poco montando una jarra pintada de comienzos de la dinastía XVIII que encontramos en el pozo de la tumba intermedia. Al final, la jarra estaba completa: una verdadera joya.
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Sobre una lasca de caliza, un “artista” ha dibujado el rostro de un hombre de una forma muy curiosa; desde luego, muy poco convencional.
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En el mismo sector, apareció parte del cartucho real con el nombre del rey Tutmosis III: [Men]-kheper-[Ra].
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En el sector supervisado por Marga salió a la luz parte de la cabeza de un ataúd de cartonaje pintado. El escarabajo del dios Khepri debía proteger la cabeza del difunto.