Trabajo de campo

Hoy es viernes y por tanto las tumbas de Djehuty y de Hery descansan en paz.

Trabajo de gabinete

Los días de asueto saben a poco. Todos tenemos mil cosas que hacer en las jornadas de trabajo de campo, pero también una lista enorme de tareas pendientes esperando los resquicios de tiempo libre que nos quedan.

El desayuno de esta mañana ha sido un poco triste, era por fin el adiós a Juan. José Manuel está en El Cairo y en casi la totalidad del equipo empieza a hacer mella el cansancio acumulado y las pocas horas de sueño

Como otros viernes, el grupo se ha disgregado. Andrés ha madrugado para acercarse a Medinet Habu y hacer buenas fotos para su archivo particular (que debe ser ya de miles de diapositivas). Marga, o sea “Bank”, tiene que poner en orden las cuentas, sobre todo después de un día de pago como el de ayer.

A Ana no le queda más remedio que trabajar con las fotos a las que tantas horas dedica en la tumba. Es el único modo de volver luego a España con parte de la tarea hecha y con el menor número posible de errores

Gemma, Alicia, Montse y José Miguel han cogido un barquito que los ha llevado hasta un embarcadero próximo a la sede de la Chicago House en Luxor. Esta venerable y modélica institución nos ha abierto una vez más sus puertas y nos ha permitido disfrutar de su biblioteca y también de una agradable comida. Han sido unas cuantas horas de trabajo, que se han pasado demasiado rápido, consultando bibliografía que resulta inaccesible en España y que nos permite completar poco a poco el enorme rompecabezas que supone el trabajo en las tumbas TT 11 y TT 12.

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  Como hoy ha sido día de fiesta, un grupo ha aprovechado para ir a la biblioteca de la Chicago House para tratar de avanzar en el estudio del material que tenemos.

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  Sonría, por favor que estamos en Luxor. Ese es el mensaje de este inestable cartel.

Vida cotidiana

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  José Miguel no parece tenerlas todas consigo mientras la rudimentaria motora nos lleva al otro lado del río.

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  Tras el Nilo, en primer plano, un horizonte de palmeras y verdes campos cultivados. Al fondo, las montañas del desierto.

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  Así podríamos llamar, a juzgar por sus uniformes, a los barrenderos de Luxor, uno de los cuales presta especial atención a Montse.