3 febrero 2002

Trabajo de campo

Primeros hallazgos

Nos levantamos a las seis de la mañana; desayunamos a las seis y media y Alí nos vino a recoger con su coche a las siete y cuarto.

A las siete y media comenzaba el trabajo. Hoy hemos contratado a veinte trabajadores. Además, ha venido un tractor para llevarse los escombros que retiramos el día anterior. Le pagaremos 20 libras egipcias por cada remolque. Los trabajadores se han repartido en grupos de cinco y han comenzado a trabajar diligentemente bajo las órdenes del rais Alí.

Apenas llevabamos una hora limpiando en el terraplen que cae hacia la entrada de la tumba, en el sector Este, supervisado por José Miguel, cuando dimos con un pequeño depósito de objetos variados.

Desenterramos la mano de una estatua de madera; un fragmento de cerámica que conserva en perfecto estado su decoración polícroma; un pequeño bloque de piedra caliza con parte de una inscripción jeroglífica; un cono funerario con inscripción, perteneciente nada más y nada menos que al propio Djehuty… Realmente, no esperábamos que fuera a salir tanto material realizando tareas de limpieza en superficie.

Margarita estuvo vigilando la criba de la tierra sacada del terraplén de delante de la entrada, el sector Este. Entre otras cosas, halló el dedo de una momia perfectamente conservado.

La tarea principal la desarrollaron los obreros que limpiaban a los lados de la entrada, buscando la continuidad de los muros laterales del patio. Los que limpiaban en el sector Sur no tardaron mucho en ir sacando a la luz una hilera de adobes.

La primera impresión es que el patio de la entrada es bastante más grande de lo que parecía y que los muros laterales de adobe están bien conservados, lo que nos permitirá definir la estructura externa del monumento.

Trabajo de gabinete

Ana estuvo, entre otras muchas cosas, ocupada en sacar fotografías. Después del desayuno, estuvo filmando con la cámara de video digital el progreso de las excavaciones. También estuvo filmando con José Manuel en el interior de la tumba durante más de una hora.

Ya habíamos filmado el día anterior, pero ahora habíamos llevado un cable de electricidad desde una caseta de guardias hasta la tumba, y podríamos acompañarnos de una antorcha.

En la magnífica jaima empezamos a rellenar las primeras fichas, que habíamos elaborado previamente, para clasificar los materiales encontrados. Los primeros objetos con inscripción fueron estudiados y traducidos.

Uno de los conos funerarios pertenece a Djehuty: Supervisor del Tesoro, supervisor de los trabajos, Djehuty, justo de vozé. En un segundo cono, que estaba en la superficie del montón de escombro que llena la cámara ajena al patio de entrada, se puede leer la siguiente inscripción: El Osiris, sirviente de Amon, Pa-wah, justo de vozé.

El día anterior, Alicia había colocado la tumba dos termohigrómetros para medir la temperatura y la humedad. Hoy comprobó los datos y seguimos anotando las mediciones a lo largo de la mañana. Se tomaron muestras del suelo en distintos lugares del interior de la tumba para comprobar el Ph del sedimento.

Una vez más la tarde está dedicada a trabajar con los ordenadores en el hotel Marsam. Después, por supuesto, programar el trabajo del día siguiente.

Vida cotidiana