El día de la inauguración se va acercando y tratamos de tener en cuenta los mínimos detalles. Blanca ha comenzado hoy a reparar algunas fisuras que se han abierto en la réplica de jardín. La réplica la fabricamos en los talleres de Factum Arte en Madrid, la cortamos en cuatro trozos y la enviamos en avión a Luxor. Una vez en el yacimiento, la colocamos sobre la estructura de metal que cubría y protegía el original y pegamos las cuatro partes. Pero con los cambios de temperatura tan bruscos que ocurren en el desierto las uniones se han separado unos milímetros. Utilizando los materiales y pigmentos sobrantes del montaje, Blanca rellena las fisuras en las primeras horas de la jornada, antes de que apriete demasiado el sol. Estos días estamos superando los treinta grados a la sombra, y los cuarenta al sol, lo que no está mal para ser enero todavía.
La excavación continúa en los tres pozos al unísono. En el que supervisa Beatriz hemos alcanzado ya el final pozo, pues este sólo tiene poco más de tres metros de profundidad. Probablemente los que construyeron el pozo sabían que había una tumba anterior por esta zona e hicieron el pozo poco profundo para no colisionar con ella. Pero cuando abrieron la cámara sepulcral en el extremo sur, sus temores se hicieron realidad y conectaron con una de las salas de una gran tumba de la dinastía 12. El techo y las paredes están muy bien talladas, con los planos y los ángulos bien definidos, nada que ver con las cámaras de los pozos de la dinastía 17, que suelen estar bastante pequeñas, con las paredes poco acabadas y el techo abovedado.
Tanto el pozo de Laura Y José Miguel, como el de Ana y Marisol fueron saqueados en época antigua y también en época moderna, a finales del siglo XIX. De cualquier forma, la excavación sigue siendo interesante y se mantiene la expectación. Los pozos son buenos casos para observar las características y las diferencias entre uno y otro saqueo. Los saqueos modernos tienden a romper el brocal de adobe de los pozos , pero luego, para retener la caída de escombros dentro del pozo mientras lo vacían, recrecen el brocal con lascas de caliza y adobes, pero esta vez sin mortero de unión. Así, nos encontramos siguiendo los pasos de los ladrones, pero con otros fines.