29 enero 2007

Como en todas las campañas del Proyecto Djehuty, celebramos el cumpleaños de María José en el patio del Marsam, con tarta de fresas de postre y cava. La alegría del día. ¡Que cumplas muchos más, y que Djehuty lo vea!

En la jaima grande, sobre la mesa de restauración, hemos podido estudiar y apreciar con más calma la belleza de la mujer pintada en el lateral del fragmento de estatua que hallamos ayer en el depósito del patio de Djehuty. Pía ha comenzado a limpiar la pieza y a consolidar el color. Mientras tanto, Carlos ha seguido excavando y han salido todavía más ramilletes de flores y algunas vasijas enteras.

A primera hora de la mañana, Salima le ha dado instrucciones a Kamal sobre cómo proseguir con la excavación de la cámara sepulcral. Después, en la jaima pequeña, ha comenzado a estudiar los ejemplares de momias de animales que hace un par de días extrajimos de la galería del pozo de la tumba intermedia. Parra ha estado con ella para sacar fotografías del proceso.

En el otro pozo Ibrahim ha profundizado medio metro y al final de la mañana nos hemos podido asomara a la cámara que se abre en el lado sur. Todavía es pronto para poder saber hasta qué la tumba ha sido robada. En el lado norte empieza ahora a asomar la parte de arriba de otra cámara… Después de que Gemma, Salima y el «moudir» estuvieran arrastrándose por el pozo para asomarse a la cámara sepulcral, Ibrahim capturó un «simpático» alacrán. Dicen que lo mejor contra la picadura de alacrán es el limón, y si no funciona pues se llama a un santón para que te eche un sortilegio. Por suerte todavía no lo hemos tenido que probar…

La excavación progresa a buen ritmo dentro de la capilla de Djehuty y del anexo. Si las cosas siguen así, tal vez logremos cumplir los objetivos par esta campaña, o quedarnos muy cerca de vaciar por completo las dos cámaras.

De dos a tres de la tarde, Gemma y el moudir han vuelto a la tumba de Hery, para seguir con la epigrafía. Necesitan incorporar algunos detalles al dibujo de los relieves e inscripciones para un artículo que están preparando sobre la escena del banquete idílico y eterno de Hery, en el que se representan a muchos miembros de su familia. Hoy este panel está muy dañado, pero tenemos para comparar el calco que hizo Spiegelberg de esta escena en 1895.

El buldózer ha hecho su dramática aparición esta mañana, para comenzar a retirar los escombros de las casas derruidas hace ya casi un mes. Deben haberse llenado casi cien camiones y a penas se nota. Después de dos semanas habíamos conseguido casi olvidarnos del tema de la destrucción de las casas del pueblo vecino, pero hoy el ruido y la polvareda han conseguido hacérnoslo presente otra vez. Mohmaed y Mahmoud se han vuelto a poner tristes. Recogieron rápidamente los bártulos que utilizan para prepararnos el té y se subieron más arriba de la colina, refugiándose en lo que queda de su antigua casa, que no es casi nada, un montón de adobes que se apilan delante de una pequeña tumba faraónica que se abre en la roca de la montaña y que ellos utilizaban antes de corral para sus gallinas y pollos. Allí dentro volvieron a montar su cocina portátil. Sus rostros no podían esconder la amargura que sentían. Era su pueblo, su casa, su vida. Tal vez no fuera una forma de vida maravillosa, sin agua corriente ni baño, pero era su vida. Mahmoud no podía casi hablar. Le hice un par de chistes para animarle y lo único que conseguí es que se le humedecieran los ojos. Le dije a Mohamed, que ya está muy mayor, que unas veces la vida es buena contigo y otras es difícil, y que en la vida inevitablemente ocurren muchos cambios. «Yes, moudir, sometimes life is difficult «.