24 Mayo 2021

Levantarse a las cinco y cuarto no ha supuesto ningún esfuerzo. Un ducha fresquita para activar del todo el cuerpo y, siento incidir en ello, un estupendísimo desayuno nos estaba esperando ya servido en la mesa centra del patio. Yo que soy goloso no puedo dejar de mencionar la mermelada de mango casera que prepara Birte. Menos mal que luego, irremediablemente, sudaremos todo esto, o casi todo. Y como estaba planeado, a las seis nos reunimos con un grupo de quince trabajadores a la entra del yacimiento. Esta vez los abrazos no fueron tan efusivos como otros años, pero sí que los hubo, eso sí, con mascarilla (más o menos tapando la boca y nariz). A la hora del descanso de media mañana, a las nueve y media, la jaima grande ya estaba en pie, y las mesas y banquetas de madera ya colocadas. Las tumbas de Baki y de Ay, que, al no conservar decoración y estar conectadas utilizamos para almacenar el material de trabajo, capazos, azadas, cribas, etc., ya estaban de nuevo vacías y casi limpias. Los trabajadores se quedan ahora con nosotros hasta las doce, y nosotros nos quedamos una hora más para terminar las tareas que estuviéramos haciendo y recoger. Hasta las once el calor es bastante soportable pero las dos horas siguientes hasta la una se ha hecho algo duro. Dentro de las tumbas se está bien, pero el trabajo en el exterior se hace pesado. Como supuestamente todavía tiene que hacer bastante más calor, tal vez nos planteemos comenzar a trabajar a las cinco de la mañana.

Después del descanso de media mañana, y siguiendo la filosofía del proyecto de no perder ni un minuto, Carmen y Dani han retomado el dibujo epigráfico dentro de la tumba de Djehuty. Mientras tanto, Nacho y Joan han estado probando las nuevas bombillas led que hemos traído de España y revisando en qué partes de la tumba interesa iluminar más para sacarle más partido a la decoración en relieve. Por otro lado, aprovechando que en esta campaña no habrá restauración en interior de las tumbas, ni en Djehuty, ni en Hery, hemos limpiado a conciencia el suelo para documentar al detalle como fue tallado y dónde ocurrieron los fuegos principales que se encendieron años después para incinerar cuerpos humanos, utilizando para ello una especie de betún que dejó marcas en el suelo junto a restos carbonizados y cal.

Joan y Ana han estado replanteando la topografía del yacimiento y cambiando el sistema de coordenadas, que utilizaba puntos de referencia locales, al sistema de coordenadas UTM. Este cambio permitirá en el futuro la posibilidad de unir los datos georrefenciados de nuestro yacimiento a los de otros yacimientos que también hayan adoptado el sistema UTM. Por su parte, Jesús ha puesto a punto la máquina digital, portátil de rayos-x, puesto que mañana prestará sus servicios a una excavación egipcia en el-Asasif, junto a Deir el-Bahari. Creo que este año, no sé muy bien por qué razón, ha sido la vez que más rápido hemos montado las jaimas y organizado la logística del yacimiento. El engranaje está funcionando con suavidad y eficacia; crucemos los dedos para que siga siendo así.