Hoy hemos estrenado en el yacimiento el escáner-láser BLK360 de Leica. Aprovechando que le tumba de Djehuty está más despejada que ningún año antes, puesto que no habrá restauración en esta campaña, comenzamos por escanear su interior, de dentro hacia fuera. Nos interesa documentar bien el suelo, por lo que ayer lo limpiamos con mucho esmero y hoy hemos repasado el de la sala más interna, el “sancta-santorum” de la capilla-tumba de Djehuty. Arropados por una buena iluminación y un silencio poco frecuente durante las campañas, se consigue apreciar el carácter de capilla rupestre que tiene el monumento funerario de Djehuty, con la estatua sedente de Djehuty flanqueada por la de sus dos progenitores, como si de una tríada divina se tratara. Y es que desde el punto de vista de los antiguos egipcios, todo aquel que consiguiera superar la muerte física se convertiría en un “dios” (/netjer/), y eso se conseguía siendo el cuerpo momificado adecuadamente y practicándole el ritual de la Apertura de la Boca, que le capacitaría para disfrutar de los alimentos y bebida ofrecidos en su nombre, salir y entrar de su tumba, etc.
Ayer por la tarde se sumó al grupo María, que viene directamente de la misión arqueológica de la Universidad Autónoma de Barcelona en Saqqara. Varios miembros del equipo colaboran con otras misiones , sobre todo españolas, pero también extranjeras. Además del enriquecimiento personal, para algunas disciplinas, como la cerámica, es fundamental tener contacto directo con los materiales de otras zonas y cronologías, e ir ganando así experiencia y desarrollando un sexto sentido, tan importante para el trabajo de campo. María, se instaló al minuto en una de las mesas de la jaima grande, recuperó una par de cajas de 2017 y comenzó a revisar algunas cerámicas asociadas al jardín funerario de la dinastía XII con vistas a su pronta publicación.
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Nacho planificando la instalación de nuevas luces en el interior de la tumba de Djehuty
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El suelo refleja la reutilización de la tumba de Djehuty
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Dani dibuja la escena de caza en el desierto de Djehuty
Debido al calor, este año hemos levantado las jaimas de forma distinta a años anteriores, para producir más sombra y dejar que corra el aire lo más posible. Hablando de todo un poco, resulta ejemplar la buena disposición y disciplina que demuestran los trabajadores cuando al comienzo de la jornada, a la entrada del yacimiento, se les reparte una mascarilla a cada uno y se les toma la temperatura. Curiosamente, este año he tenido que hacer cinco cursos de prevención de riesgos laborales en una campaña de trabajo de campo, y en ningún momento se nos habló del protocolo de actuación frente a la covid, raro, ¿no? En los tiempos que corren ya pocas cosas nos sorprenden, ¿no? Hasta mañana.