22 enero 2019

Tenemos ya contratados a setenta y cinco trabajadores. No llegamos al centenar de años anteriores, pero tampoco está mal, para empezar… La mayoría se concentra en la zona que excavan José Miguel y Laura, repartidos en cuatro cuadrillas. Otro grupo está con Angie excavando a la entrada del patio del jardín, y un sexto grupo lo dirige Carlos dentro de la tumba asociada al jardín. A estos hay que sumar el chico del agua, el que hace el té, los cinco restauradores egipcios y unos pocos más que pululan por el yacimiento y cuya función no está del todo definida… De cualquier modo, el yacimiento está más tranquilo que en años anteriores. A ello contribuye el inspector de este año, Mohamed Beebish, que ha resultado ser un hombre muy agradable, tranquilo y muy interesado en la excavación arqueológica.

El equipo de geólogos ha estado analizando la estratigrafía de los cortes arqueológicos con un medidor de susceptibilidad magnética. Según la proporción de metales que detecte, fundamentalmente hierro, se pueden diferenciar periodos más húmedos y periodos más secos, lo que ayudará a identificar y confirmar testimonios de lluvias en el perfil. Para luego tratar de fechar cada uno de éstos, necesitaremos recurrir a la cerámica y a los restos orgánicos susceptibles de ser analizados. El año 2000 a. C. es el punto de partida del registro medioambiental en la excavación, el nivel más antiguo, tocando la roca madre de la colina. Lo interesante será luego comparar la información obtenida del contexto del jardín, con los datos de la cata que hemos reabierto en el patio de entrada a la tumba de Djehuty y que conserva en buen estado la estratigrafía entre el 2000 y el 1470 a. C. Será interesante ver hasta dónde somos capaces de llegar en la reconstrucción del medio ambiente en la antigua Tebas.

Parece que Carlos y su equipo han llegado al final del pasillo de la tumba. En una de las esquinas del fondo, hay un agujero bloqueado, a través del cual probablemente la tumba conecte con un pozo funerario cuya boca todavía no vemos en la superficie, pero que debe estar detrás de la capilla de adobe de Intefmose. Todavía queda un metro de potencia por excavar en la mitad más interna del pasillo y todavía puede haber sorpresas. Además, queda por excavar un pozo funerario que se abre en una pequeña entrada lateral y que hemos dejado sin tocar.