La arqueología es como una caja de bombones, nunca sabes el que te va a tocar… Ayer, que nos las prometíamos muy felices con el pozo de la dinastía XI que supervisa Curro, hoy nos ha dado una decepción, pues a poco más de dos metros y medio de profundidad hemos tocado fondo y no hay cámara funeraria. Por motivos que desconocemos, el pozo parece que quedó inacabado, y en el fondo encontramos dos mazos de piedra de los que utilizaron para tallar el pozo y una pequeña cerámica hecha añicos. Y ya. Así se quedó. La arena del fondo del pozo es la misma que la que rodeaba la boca en el suelo de la tumba, y también dentro de la cual encontramos el año pasado las cinco cerámicas intactas atravesando el pasillo que conducía hacia la tumba. ¿Por qué quedó inacabado? No lo sabemos. La presencia de las cinco cerámicas nos invita a seguir creyendo que debe haber un enterramiento en la tumba, en algún sitio, a ese mismo nivel (Iqer estaba a 1,30 m. más arriba y tenía su propia bandeja de ofrendas de barro), por lo que la semana que viene seguiremos excavando por debajo del muro de Djehuty.
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Patio de entrada a la tumba de Djehuty, con el agujero donde estaba enterrado Iqer y debajo del todo la boca del pozo inacabado.
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Mazo de piedra hallado en el fondo del pozo.
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Mohamed el-Asab y Saad, familia, son los que han trabajado en el pozo.
Carlos y Juan también han sufrido hoy un traspiés en su intento de encontrar la parte de arriba de la caída de escombros que termina penetrando a través del techo de la cámara más interna de la tumba de Hery. En su “tumba del tercer piso” han retirado todo el escombro que rellenaba la primera cámara, han alcanzado el suelo y no han encontrado ningún agujero. Así que tendrán el sábado que plantearse un plan B.
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Preparando la puerta de metal para la entrada a la tumba –399–.
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Los rayos de luz iluminan el interior de la tumba –399–.
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Nieves limpia y consolida la base del ataúd de Iqer en el vestíbulo de la tumba de Djehuty.
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Hoy Jueves, es día de paga. Con más de setenta trabajadores, el asunto lleva casi dos horas.
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La librería el-Aboudi en Luxor.
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Fumando una shisha de manzana en el Nubian Cafe.
Mientras todo esto ocurría, hemos instalado una puerta de metal en la entrada a la tumba –399–, la que está entre Djehuty y Hery. Hasta ahora estaba tapiada con un muro de piedra y adobe que levantamos nosotros hace unos cuatro o cinco años. La nueva puerta nos permitirá terminar de excavar su sala transversal y poder plantearnos el cerramiento del agujero en la pared que ahora comunica esta tumba con la de Hery, a un lado, y con la de Djehuty en el extremo opuesto de la sala transversal.
Hoy es jueves y mañana es fiesta. Tenemos planeada una excursión estupenda (con madrugón incluido), pero esta noche toca cena relajada en Luxor a la orilla del Nilo y disfrutar fumando una buena shisha de manzana.