20 febrero 2014

Hoy ha comenzado la recogida. Aunque ya tenemos cierta experiencia y cada año Alí y sus trabajadores de más confianza demuestran más y más eficiencia, estos son los días más duros. Curro y Gude no han descansado ni un minuto tratando de revisar e inventariar los materiales que todavía quedan pendientes. La mitad de la jaima grande todavía estaba inundada de capazos con bolsas de plástico etiquetadas , con las últimas cerámicas, maderas, linos y objetos menores. Hemos tenido que saltarnos en algunos casos el protocolo establecido para que le llegaran antes a Pito los objetos más relevantes para que le diera tiempo a sacarles la foto de publicación. Y como hasta esta misma mañana todavía hemos estado sacando fotos del estado final de la excavación, Angie ha generado hoy más material, al levantar un depósito de cerámica que habíamos dejado in situ en el Sector 10 Sur para contextualizarlo, y que éste, a su vez, sirviera para contextualizar y fechar los estratos del corte de la excavación de dónde surgían.

A las diez de la mañana ha llegado un choche de policía para comenzar a tramitar y organizar el traslado del ataúd y momia de Neb al almacén del Servicio de Antiqüedades que está junto a la casa de Howard Carter. El ataúd ha estado estos diez días dentro de la tumba de Djehuty, donde, además de fotografiarlo y analizarlo detalladamente, Pía le ha aplicado los primeros tratamientos de consolidación. Al sacar el ataúd fuera de la tumba, la luz natural todavía lo hacía más bonito, precioso, resaltando sus tonos verdosos y granates de las plumas de la tapa. Así que, en medio de la tensión del traslado y abusando de la paciencia de la policía, le hicimos a Neb su última sesión fotográfica de este año, a la sombra de un gran toldo. Y cuando los nervios del rais Alí eran más que evidentes, por fin lo introdujimos en un gran arcón de madera que encargamos a medida con este propósito.

Subimos el arcón a un pick-up y, arropado por media docena de trabajadores, fue conducido a ritmo fúnebre hacia el almacén. Allí, el Servicio de Antigüedades, en el ala recién construida, nos ha asignado uno de los cuartos sólo para nuestras piezas. Es perfecto: amplio, limpio, con buena luz y lleno de estanterías de metal para colocar las cajas de materiales más pequeños. Dejamos el ataúd en medio de uno de los pasillos, nos aseguramos que había llegado bien, terminamos de envolverlo bien, colocamos un HoBo en su interior para, el año que viene, conocer las variaciones de humedad y temperatura, y volvimos a bajar la tapa, cerramos los candados y terminamos de hacer los papeleos necesarios. Y así queda nuestro querido Neb, bien resguardado, tranquilo, hasta el año que viene, cuando Pía terminará la restauración y Roxie y Salima el estudio de su momia. Todos esperamos que luego sea trasladado a un museo y todos puedan disfrutar y alabar su elegancia y belleza, y así, su nombre circule de boca en boca, y con su recuerdo viva eternamente.