19 febrero 2014

A la mañana siguiente, cuando volvimos al yacimiento, allí seguía Neb, en su ataúd, junto a Djehuty. Lo primero que hicimos fue una sesión fotográfica del ataúd tal cual estaba, incluso con las piedrecitas sobre el pecho y tapándole parte de la cara. Luego le tocó al turno a Pía, que comenzó a limpiarlo con mimo y profesionalidad, como siempre. La inscripción que recorre la tapa supuestamente le garantizaría ofrendas de pan, cerveza, carne de ave y de vaca y todo de lo que vive un dios, o al menos su invocación. Neb debió ser un personaje de clase alta, con recursos suficientes como para costearse un ataúd pintado, pero no sabemos qué cargó desempeñó en la administración, ni nada de su familia, pues su nombre, escrito al final de la inscripción, no va precedido de ningún calificativo, ni filiación.

Una de las cosas más chocantes es que el ataúd no iba acompañado de equipamiento funerario, lo que es algo inusual. En ese momento, Egipto estaba dividido entre el norte y el sur, el poder estaba atomizado en provincias y no había un poder central fuerte. En estas circunstancias, la clase dirigente se hacía enterrar en ataúdes vistosos tipo “rishi”, pero en tumbas sencillas y con un equipamiento funerario relativamente humilde. Pero lo normal hubiera sido encontrar algo al menos. La razón de la ausencia de ajuar pudiera deberse a que el enterramiento de Neb parece una reutilización de la cámara sepulcral, pues debajo del ataúd hallamos un número elevado de adobes, probablemente consecuencia de la apertura del primer cerramiento. El ataúd descansaba, además, sobre medio metro de derrubio que entraba desde el pozo. Así, parece que para enterrar a Neb utilizaron un pozo funerario ya construido, y lo empujaron dentro de la cámara sin antes limpiarla.

Cinco miembros del equipo, Pía, Nieves, Gude, Javier y Pito, han subido hoy en globo aerostático. Lo alquilamos para sacar fotos aéreas del yacimiento y poder explicar mejor el trabajo de esta campaña. Como el viento no era favorable, varios chicos lo fueron arrastrando y conduciendo con una cuerda hasta el mismo yacimiento, y hemos acabado tomando fotos espectaculares. Desde luego, los días finales de campaña están siendo muy intensos.