20 enero 2009

Hoy estaba previsto que empezáramos a excavar la cámara funeraria de Djehuty, pero el rais Alí ha tenido un problema familiar (me ha parecido entender que su abuela, que vivía en Suez, falleció ayer) y se ha tenido que ausentar la mayor parte de la jornada, por lo que decidimos posponer la “inauguración” para mañana. Gemma y Parra han tenido, así, la ocasión de repetir algunas fotos que no habían quedado del todo bien.

Para compensar, en la zona que supervisa Curro, a 1,30 m. por debajo del nivel donde se depositó el ataúd de Iqer, ha aparecido la boca de un pozo funerario. Sí, de un pozo funerario, en principio intacto, y de comienzos de la dinastía XI o un poco anterior. Desde luego anterior a Iqer, pues se entierra por encima. El pozo mide 2 x 0,70 m., justo para descender por él en horizontal un ataúd estrecho (como el de Iqer). Hoy hemos descendido 80 cm., y el relleno eran pequeñas lascas de caliza muy comprimidas. Como repite Andrés: “este pozo tiene buena pinta”.

Mientras tanto, Carlos y Juan han estado trabajando por encima de la tumba de Hery, dando los primeros pasos hacia la solución del problema de la caída de escombros dentro de la sala más interna de la tumba. Para ello, han estado liberando el acceso a la tumba del “tercer” piso, donde se inicia el cono de caída de escombro.

En el interior de la tumba de Djehuty, Salima ha estado analizando la momia y esqueleto de Iqer, asistida por Pía y Nieves. Iqer debió vivir entre 30 y 35 años, y al parecer al final de sus días sufrió de la espalda y tuvo algún tipo de problema en la garganta. Pero todo esto habrá que revisarlo con más cuidado. Fue envuelto en tres o cuatro capas de vendas de lino, salvo la cabeza, que tiene más tela y un refuerzo en el cuello. No llevaba ni adornos, ni amuletos.