2 febrero 2003

Trabajo de campo

Hoy hace un año que el proyecto Djehuty abrió la TT 11 por primera vez. Estamos pues de aniversario, y, como siempre, el trabajo en la tumba no sólo no defrauda sino que mantiene intacta nuestra ilusión del primer día.

Aunque parezca increible, el ritmo es más frenético cada día. Ayer el nivel del suelo de patio empezaba a vislumbrarse, hoy teníamos a última hora de la mañana muchos metros de roca madre limpios y listos para fotografiar y dibujar. A pesar de que ya hemos llegado al nivel original en la zona más próxima a la puerta, el patio aún no está por completo delimitado ya que en el sector E aún aún hay que determinar su final en el sector E. El patio de la TT 11 tiene unas dimensiones considerables, más grande de lo que en un principio habíamos considerado, por lo que habrá que hacer nuevas ampliaciones de cuadrículas para poder seguir excavando.

José Miguel y Andrés, a los que luego ha tenido que ayudar Marga, han seguido trabajando en el sector N, donde ayer comenzaba a verse la pared de piedra que delimita la puerta de la tumba intermedia (TT 399). En esta área han aparecido hoy un gran número de objetos, como por ejemplo una caja de madera casi completa, una pelotita de fayenza hueca pero finamente decorada y una pequeña estatuilla de madera de una mujer que, aunque está incompleta porque no conserva las manos, parece ser del Segundo Período Intermedio.

Hoy hemos recibido la visita de Mohamed el-Bialy, que nos ha felicitado por el trabajo que estamos realizando y se ha mostrado entusiasmado con todos nuestros hallazgos. Sin duda el sarcófago que continuamos descubriendo ha despertado vivamente su interés. Para mañana nos ha anunciado la visita de algunos altos cargos del Servicio de Antigüedades Egipcio en El Cairo. El descubrimiento definitivo del rostro será mañana, en presencia de las “autoridades”.

Trabajo de gabinete

Mientras en el exterior no hay ni un minuto de descanso, también el interior de las tumbas de Djehuty y Hery “hierve” de actividad.

Montse, nuestra restauradora, no deja de sorprenderse por el excelente estado de conservación en el que le llegan todas las piezas. La verdad, es que somos muy afortunados porque el clima seco y la ausencia de un nivel freático nos permiten encontrar objetos que serían impensables en cualquier otro lugar del mundo. Hoy hemos encontrado una carta dirigida a Pearcy Newberry, que fue uno de los egiptólogos que trabajó en las excavaciones de la tumba de Djehuty en el invierno de 1898.

El mudir ha ejercido hoy de guía de lujo para unos invitados muy especiales: sus dos hijos, David y Charlie, y su mujer Aurora, que van a pasar con nosotros unos días. A la visita se ha unido María José nuestra ceramista, recién llegada de Madrid vía El Cairo, y que durante las próximas dos semanas va a tener muchas “gafas” llenas de cerámica que revisar y dibujar.

Vida cotidiana