Habiendo ya levantado el campamento, sólo quedaba ir rematando pequeños detalles, limpiar el polvo dentro de las tumbas, colocar las esteras donde se extenderá la numerosísima cerámica de campañas anteriores, y cosas por el estilo. Gudelia y Marisol comenzaron a sacar cajas y cajas de los almacenes para que Zulema y Bettina, que se incorporaron al equipo esta madrugada, comenzaran a ir organizando por unidades arqueológicas la enorme cantidad de bolsas de fragmentos cerámica. Su objetivo es definir la secuencia de la cerámica desde comienzos de la dinastía 12 (ca. 1900 a. C.) con las vasijas asociada al jardín hasta comienzos de la dinastía 18 (ca. 1600 a. C.) con los fragmentos que se hallaron junto a la momia de carnero que encontró Kristian hace dos años. Junto a Zulema y Bettina, dos de los trabajadores comenzaron a lavar en un barreño algunas de las piezas con más barro incrustado en la superficie.
En la jaima grande, Lucía no tardó en ir esparciendo sus “cajas de momia” de la dinastía 22 (ca. 1000 a. C.), hechas en cartonaje y rotas en mil pedazos, pero todavía conservando muy vivos los colores de su decoración. Y a su lado, Angie, David y Carlos revisaban material del año pasado y ponían a punto la documentación para comenzar a excavar ya el sábado. Por su parte, Pito, después de adecentar su “estudio de fotografía”, se ocupó de mejorar la instalación de luz para iluminar el interior de las tumbas y llevar electricidad hasta otras partes del yacimiento y a las jaimas. El objetivo es que cuando Nacho ponga en marcha la máquina de soldar no se caiga la luz en el resto del yacimiento y acabe fundiendo las luces que utilizan los restauradores que trabajan dentro de la tumba de Djehuty. Nacho se unió ayer al equipo desde Sudán, donde trabaja con una misión arqueológica americana en las pirámides de Meroe y el-Kurru. Hoy estuvo calculando el metal que va a necesitar para terminar el falso techo del interior de la tumba de Djehuty y estudiando cómo secuenciar las tareas para rematar la nueva protección de la entrada sin obstaculizar demasiado el trabajo de los restauradores. El objetivo de esta campaña es dejar la tumba de Djehuty ya casi lista para ser abierta al público.
Esta tarde se han sumado al equipo Salima Ikram y Neal Woodman, que se van a dedicar a estudiar las momias de animales halladas al final de la campaña pasada. Neal ha volado desde Washington, donde trabaja para la prestigiosa Smithsonian Institution, para analizar las momias de musarañas, unos pequeños roedores que los antiguos egipcios momificaban y depositaban como ofrenda en lugares sagrados al considerarlos asociados a la divinidad solar Ra.
Con la caída del sol, crucé a la otra orilla para asistir al funeral de uno de los inspectores del West Bank más simpáticos y amables, del bueno de Aiman. Llevaba ya varios años con algunos achaques, y en un par de ocasiones le regalé una botella de aceite de oliva español porque decía que le venía bien para sus problemas en la sangre. Ayer estaba en su despacho de Director del Valle de los Reyes y cayó redondo tan solo unos minutos después de haber visitado a un equipo suizo que excava allí y de haberle dicho a su directora, Susanne Bickel, que se encontraba perfectamente. Estrechándome su mano, uno de sus hermanos me dijo “Alá lo ha querido así”.