17 febrero 2014

Hoy ha sido el último día de excavación, con el propósito de reservarnos tres días para terminar de procesar los materiales hallados durante la campaña y que no hemos tenido tiempo de estudiar con calma, desde copiar inscripciones, hasta tratar de montar los muebles e instrumentos musicales hallados rotos en pedazos en los pozos. El Sector 10 está ahora irreconocible, tanto la zona Norte como la Sur, y hemos terminado de excavar, este último día, el tercer pozo funerario. Mañana toca terminar de topografiar y sacar las fotos finales del yacimiento. Antes de eso, a primera hora, intentaremos subir en globo y pasar por encima del yacimiento para sacar fotos generales; pero dependerá de la dirección del viento, pues los globos salen todos del mismo terreno, a quinientos metros al sur del yacimiento, lo que no nos beneficia, pues el viento suele soplar de norte a sur.

Estos últimos días se ha unido al equipo Tina, de la Epigraphic Survey del Oriental Institute de la universidad de Chicago. Junto con su marido, Richard Jasnow, se encarga de copiar y estudiar los grafiti demóticos escritos en las paredes a mediados del siglo II a. C., asociados al enterramiento de momias de ibis y halcones en las tumbas. Nieves, al ir limpiando el barro incrustado en las paredes del pasillo, ha ido sacando a la luz todavía más grafiti, que ahora Tina incorpora a su ya extensa colección. La mayoría consisten en los nombres de los sacerdotes que se encargaron de depositar las momias en las tumbas, convertidas en catacumbas, sus cargos y alguna indicación sobre dónde y cuándo se escribieron están dentro.

Muchos días, al final de la jornada a Nacho, para mantenerse en forma, le da por subirse a lo alto de la montaña, comerse allí un par de naranjas con las mejores vistas de todo Luxor, y bajar corriendo hasta el hotel. Hoy, le ha acompañado Hazem, el hermano de Kamal que nos está ayudando con la cerámica. Su historia es de un mérito extraordinario, pues hace un par de años no podía ni andar, tenía la rodilla totalmente destrozada por una serie de malas operaciones. Con la generosa ayuda de varios egiptólogos y allegados, consiguió que le operaran en Estados Unidos. Ahora anda casi perfectamente gracias a un zapato ortopédico, y hoy ¡ha subido la montaña! Estaba feliz, como muestra la foto. Desde luego, es un chaval estupendo, siempre sonriente, de buenísimo humor, y un trabajador incansable. Mabruk!