16 enero 2005

Trabajo de campo

El trabajo de excavación ha continuado a ritmo intenso en la zona más alejada de las tumbas y la más superficial. El terreno está quedando preparado para comenzar a trabajar en buenas condiciones la zona más fructífera del yacimiento. La cantidad de material que sale no es despreciable, pero la calidad no es nada del otro mundo y está todo muy revuelto. Tan sólo merece la pena destacar hoy media docena de fragmentos de relieve.

Trabajo de gabinete

A media mañana, el “moudir” se ha marchado a una reunión en la otra orilla, en el templo de Luxor, invitado por Zahi Hawass, Secretario General del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto. La reunión tenía como propósito la presentación de un proyecto de ingeniería para liberar a los templos de Luxor y Karnak de la acción perjudicial que las aguas subterráneas tienen sobre los relieves de los templos. El proyecto consiste en un sistema de drenaje que rebaja la capa freática dos metros y medio por debajo de la superficie. El proyecto lo llevará a cabo una compañía sueca y estará financiado en parte también con dinero estadounidense a través de USAID. A la reunión asistieron, además de Hawass y la cúpula del Servicio de Antigüedades, el embajador de Suecia, el de Estados Unidos, el alcalde de Luxor y los directores de las misiones arqueológicas que estamos trabajando en este momento en Luxor.

En su intervención, el Dr. Hawass describió cómo las aguas subterráneas producen la formación de cristales en la superficie de la piedra, los cuales resquebrajan y rompen los relieves que decoran las estructuras arquitectónicas de los templos. El proyecto pretende salvar los monumentos para generaciones futuras y se enmarca dentro de un nuevo plan de gestión de los yacimientos arqueológicos.

A la reunión le siguió un almuerzo en el Hotel Sonesta St. George, a la orilla del Nilo, contemplando la montaña tebana del West Bank, mientras varios halcones se dejaban llevar por la brisa del norte y sobrevolaban nuestras cabezas. La vista merece la pena, aunque soy de los que opina que como el Marsam no hay nada y que las estrellas de otros hoteles no tienen nada que hacer contra las palmeras y el ambiente familiar que se respira por aquí.

Vida cotidiana