Hoy ha sido un día muy especial. Alí nos pidió que comenzáramos a excavar quince minutos antes, pero, cuando llegamos al yacimiento, los trabajadores no estaban apiñados a la entrada como de costumbre. Estaban escondidos para darnos una sorpresa al acercarnos a las tumbas, saliendo todos cantando y con ramos de flores para celebrar el 20 aniversario del proyecto, esta vez en la necrópolis, con Djehuty. En realidad, habían preparado una “performance”. Alí, con un micrófono y escondido dentro de un pozo, simuló la voz de Djehuty dándonos la bienvenida y agradeciendo nuestro trabajo, por supuesto en un tono grandilocuente. Luego, los trabajadores me llevaron en volandas, en una silla portátil sobre sus hombros, como en el antiguo Egipto, hasta donde la salida de sol quedara como fondo de la procesión. Allí se detuvieron para cantar y bailar. Todo muy egipcio, sobre dimensionado, teatral, como a ellos les gusta. La verdad es que quedó muy bien, muy divertido y muy emotivo a la vez. Acabamos la celebración con una foto de grupo, volviendo a superar el centenar de personas.
La celebración nos levantó a todos el ánimo y también animó la excavación. A los pocos minutos, encontramos en la zona supervisada por Marisol y por Ana cuatro fragmentos de la cámara pintada de Djehuty, es decir, lascas de caliza con una de sus caras recubierta con mortero blanquecino y columnas de texto escrito en jeroglífico cursivo, en tinta negra. Son muy fáciles de identificar como procedentes de la cámara sepulcral de Djehuty porque no hay nada parecido en la zona. La sensación era como si Djehuty hubiera oído la celebración y nos correspondiera con fragmentos de su Libro de los Muertos. La emoción y alegría se contagiaba de unos a otros. Parece que estamos, por fin, alcanzando niveles más generosos en materiales.
Marisol, además, tuvo la suerte de hallar un fragmento de una bandeja de ofrendas de cerámica del Reino Medio, que es precisamente el tema de la tesis doctoral que está a punto de terminar. Una feliz coincidencia. Pero el gran hallazgo del día le correspondió a David, en la cuadrícula que excava Ibrahim. Justo delante de la tumba de Djehuty, encontró un ostracon de piedra caliza con un texto escrito en líneas horizontales. Los signos se han trazado con mucho cuidado, la grafía es pequeña, apretada y redonda. Una línea ha sido intencionadamente borrada, otra borrada y reescrita y dos fueron tachadas con tinta roja. Ahora toca, con paciencia, transcribir y traducir el texto.