12 febrero 2003

Trabajo de campo

Nos quedan ya pocos días de excavación. Por eso, el principal problema para hoy era calcular el tiempo necesario para terminar los trabajos pendientes, en particular, alargar el muro de protección y alcanzar el suelo de la entrada a la tumba entre la de Djehuty y la de Hery para poder cerrarla con una puerta de metal. Pero, una vez más, los planes se alteran de un día para otro. El hallazgo de la pirámide formando parte de la fachada de la tumba de Hery ha hecho que tengamos que pensar en hacer el muro más arriba en la falda de la colina. Así, hemos contratado hoy unos veinte obreros más (y ya sobrepasamos los ochenta!) para limpiar esa zona y para cavar una serie de terrazas donde asentar el muro de piedra, una vez conozcamos con seguridad el perfil de la pirámide por detrás.

Excavando en el patio exterior de la tumba intermedia, hemos ido despejando la entrada, pero antes de alcanzar el suelo del patio han salido a la luz unas estructuras de adobe y el borde del pozo de enterramiento de la tumba. Así, el mudir y el rais han decidido no continuar excavando, volver a cubrir el pozo y los adobes con tierra y bloquear la entrada a la tumba con piedras y cemento. El suspense está servido. El año que viene terminaremos de despejar la puerta de entrada y, tal vez, comencemos a excavar el pozo hacia la cámara funeraria.

Trabajo de gabinete

Esta mañana hemos recibido varias visitas. En primer lugar, ha venido a vernos Pablo Iglesias, de la embajada española en El Cairo, que es quien les ha echado una mano a Ali y a Ala para rellenar los papeles de solicitud de visado para ir a España. Todos le estamos muy agradecidos por su amabilidad. También ha pasado por aquí Rut, alumna de la universidad de Sevilla. En tercer lugar, nos ha devuelto la visita Roland Tefnin, director de la misión belga en Sheikh Abd el-Qurna. Ni que decir tiene que se ha quedado impactado con los hallazgos de esta campaña.

Mientras José Manuel hacía de guía de la excavación, Ana, ayudada por Carlos, ha comenzado ha fotografiar las paredes de la sala transversal de la tumba de Djehuty. Esta es la parte de la tumba peor conservada; pero allí donde no se ve nada, Ana, que tiene una vista muy aguda, coloca la luz de tal forma que es capaz de distinguir los volúmenes más suaves y los contornos más conrfusos de figuras e inscripciones. En Madrid, sobre la fotografía digital, dibujará con un programa de dibujo vectorial las escenas y los textos que a simple vista no se distinguen.

Vida cotidiana