13 febrero 2003

Trabajo de campo

El grueso de los trabajadores ha estado limpiando en la colina, por encima de nuestras tumbas. Cuatro grupos, mientras tanto, han terminado de excavar el patio abierto de la tumba intermedia entre la de Djehuty y la de Hery. Hemos alcanzado la roca madre y ha salido a la luz un pozo funerario. Junto a él, hemos descubierto la momia de un mono en perfecto estado de conservación. También han salido un elevado número de anillos de fayenza. El pozo lo taparemos con piedras y cemento y lo dejaremos listo para excavarlo con más calma el año que viene.

Trabajo de gabinete

El mudir estaba en lo alto de la colina discutiendo con el rais Ali sobre cómo levantar el muro de protección de las tumbas. Por la carretera divisaron un convoy de varios coches guiados por un motorista de la policía. “¿Qué es eso?”. “El Ministro de Cultura Farouk Hosni”. En ese momento el cortejo se detiene. Pasan unos segundos y los coches comienzan a dar marcha atrás. “¡Qué vienen hacia aquí!». Marga corría a avisar a Montse para que recogiese las cosas de restauración desperdigadas por el vestíbulo de la tumba. «Dile a Ana que salga con la cámara de diapositivas. José, coge tú la otra cámara digital…”

Los coches subieron hasta el borde del yacimiento. José Manuel fue a recibirles. El ministro es muy simpático y natural. Aún en el exterior, se le explicó quienes eran los propietarios de las tumbas así como quienes formamos la misión. Se detuvo unos minutos ante la pirámide recién descubierta y pasó luego al interior de la tumba de Djehuty. Lo primero que le enseñamos fue el sarcófago que ahora llamamos “la Dama Blanca” (lo de los nombrecitos lo inventaron los americnos y a los de Atapuerca les funciona muy bien). Acto seguido, el rostro del sarcófago de la niña. Y ,al ver que el ministro realmente apreciaba la belleza de las piezas y mostraba una gran sensibilidad por el arte, sacamos de su caja el rostro de sarcófago negro que encontramos el año pasado. Se sobrecogió. Alguien de su entorno pidió que le enseñaramos la tapa del vaso canopo que, efectivamente, es muy bonita. Sin embargo, lo que verdaderamente impactó al señor ministro fue la tablilla de madera con el modelo de artista.

Sacamos unas fotos de grupo con el ministro a la entrada de la tumba de Djehuty. Al despedirse nos reiteró sus felicitaciones y su satisfacción por el trabajo tan concienzudo que estamos realizando.

Una vez pasado el susto, casi mejor que la visita haya sido sorpresa. Ha salido todo muy bien. Ni planeado.

Vida cotidiana