11 febrero 2013

La excavación en el pozo funerario de la zona norte del Sector 10 que comenzó a excavar José Miguel, está resultando bastante trabajosa. Se levanta muchísimo polvo y las mascarillas en seguida se ponen negras. Ibrahim y Mohamed están trabajando muy duro, pero en ningún momento les abandona el sentido del humor. Este debe ser el noveno pozo que excavamos en el Proyecto Djehuty, por lo que ya tenemos cierta experiencia. Lo bueno de este pozo es que, si bien ha sido reutilizado y saqueado en época antigua, se ha librado de los “visitantes modernos”. Claro, hasta que hemos llegado nosotros. Al final del día no me había dado tiempo de procesar todos los materiales de esta jornada, por lo que mañana a primera hora me esperan bolsas de material que revisar, documentar y registrar.

Por otro lado , en el sector que supervisa Gema, ha aparecido una zona en la que se debe haber acumulado agua por algún tiempo, lo que acabó formando una especie de falso suelo de barrillo blanquecino. Por lo demás, en esta zona sigue saliendo material variado, pero, sobre todo, cerámica romana y fragmentos de lucernas. A la derecha de la fachada de la tumba-capilla de Ay, que sacamos a la luz el año pasado, estamos deeste año desenterrando la fachada y entrada de la tumba-capilla vecina. Como ya sabíamos, las tumbas se alinean unas al lado de otras, formando una hilera de capillas adosadas, como una calle al pie de la colina. Todavía no sabemos el nombre del propietario de esta nueva tumba. Para eso habrá que esperar.

Hoy hemos recibido la visita sorprendente de un inspector de sanidad y seguridad en el trabajo. Vestido elegantemente de chaqueta y corbata, se ha movido por todo el yacimiento. Le han encantado las mascarillas que usamos, los cascos (traídos de España) los guantes… se ha marchado muy contento, por lo que parece ser que hemos aprobado el examen. Por suerte, no ha reparado en las condiciones de la excavación del pozo que sufrimos los que estamos allí abajo, ni tampoco se ha fijado (a pesar de pasar por delante un par de veces) en la centenaria maquina de soldar que usa nuestro peculiar Abdallah.