Proyecto Djehuty |Contexto Histórico

Los inicios de la dinastía XVIII

Los Hicsos y la «reconquista» tebana

Ataúd del rey Nubkheperra Intef en el Museo Británico

Ataúd del rey Nubkheperra Intef en el Museo Británico

La presencia en el norte de Egipto de las poblaciones denominadas hicsas se fue haciendo latente en todo el Delta oriental, ganando terreno desde Avaris y Menfis hacia el sur, hasta que bajo el rey Dedumesiu I (Dinastía XIII) controlaron la mayor parte del doble país. Estos hicsos eran poblaciones que anteriormente los egipcios habían denominado «asiáticas». A pesar de la imagen negativa que las fuentes posteriores, de origen tebano, proyectaron, hoy en día sabemos que en el plano político, económico, religioso y cultural, los hicsos levantaron grandes cimientos que serían retomados por la nueva dinastía nativa (XVIII) para dar inicio al Reino Nuevo.

Ataúd del rey Nubkheperra Intef en el Museo Británico

Ataúd del rey Nubkheperra Intef en el Museo Británico

A la vez que las poblaciones hicsas afianzaban su dominio en el norte, una nueva dinastía en el sur, la XVII, iniciaba sus intentos por controlar el Alto Egipto, donde parecen haber gobernado desde Elefantina hasta Abidos. Una lista de reyes bajo el nombre de Antef nos ha llegado como máximos exponentes de estos gobernadores de la ciudad de Tebas deseosos de tomar el control de todo el país. No será hasta la llegada de Seqenenre Tao II, llamado «el Bravo», cuando el conflicto directo entre tebanos e hicsos se abra, con los inicios de los primeros choques militares. Seqenenre Tao II tuvo por consorte a la reina Ahhotep I, quien sería considerada una figura clave en la historia de los inicios de la XVIII dinastía. Ella fue madre de dos príncipes tebanos que tomaron el poder real y lo llevaron a las máximas consecuencias tras deshacerse del control hicso en el norte: Kamose y Ahmose. La tumba de Seqenenre Tao aún no ha sido encontrada, aunque su momia se salvó del pillaje en época ramésida, cuando fue oculta junto a otras en el «cachette» de Deir el-Bahari. «La Disputa de Seqenenre y Apofis» es un relato que muestra el choque entre el rey hicso y el gobernante tebano, y nos ha llegado a través de una sola copia de época del rey Merneptah.

Estela del rey Kamose en la que conmemora su campaña contra los hicsos de Avaris.

Estela del rey Kamose en la que conmemora su campaña contra los hicsos de Avaris

A Seqenenre le sustituye su hijo Kamose, quien accede al trono con una titulatura que anuncia un programa más agresivo contra los hicsos (uno de sus nombres de Horus sería «El que doblega las Dos Tierras»). De su reinado debemos destacar un texto del año 3, que nos ha llegado a través de dos estelas erigidas en Karnak, y una tablilla (llamada «Tablilla Carnavon»). De estas fuentes podemos deducir que Kamose inicia su ataque hacia el norte, enviando río abajo una expedición naval que llegaría hasta la región de Avaris. No se alcanzó la victoria total, pero el control hicso parece haber quedado muy debilitado.

A la muerte de Kamose, retoma el control y la presión sobre los hicsos su hermano Ahmose (ca. 1570 a. C.), quien inicia nuevos ataques en el año 11 de su reinado. Conquistó primero Menfis y después Avaris, y persiguió a los hicsos hasta la ciudad de Sharuhen, en el año 16.

La política interior a inicios de la dinastía XVIII

Tras la reconquista y la expulsión de la zona del Delta de las últimas poblaciones y tropas hicsas, Ahmose siguió con la reorganización del país. Las estructuras que existían desde el Reino Medio se mantuvieron y Ahmose inició una política de acercamiento a las familias de los principales gobernadores provinciales para ganarse su obediencia. Sin duda alguna, Ahmose confió los cargos importantes a dignatarios que hubieran apoyado con fidelidad la causa tebana. Tebas y el-Kab parecen haber funcionado como los verdaderos enclaves centrales en estos inicios del Reino Nuevo.

La nueva administración inicia el control de nuevo de la irrigación, evidentemente poniendo de este modo en funcionamiento el sistema fiscal, intentando recuperar las zonas que habían sido controladas por los hicsos. En el plano económico debemos ver cómo la apertura que Egipto vive a inicios del Reino Nuevo hacia el Próximo Oriente hará que numerosas materias primas lleguen hasta el país. Como consecuencia, se desarrolla la producción artística, como puede apreciarse, por ejemplo, en el mobiliario funerario de la reina Ahhotep o las estelas reales de Ahmose en Abidos y Karnak.

Relieve de Amenhotep I en el museo al aire libre de Karnak

Relieve de Amenhotep I en el museo al aire libre de Karnak

En cuanto a la construcción de grandes monumentos en el reinado de Ahmose, tenemos noticias de ciertos trabajos realizados en Buhen, en la Segunda catarata, y también sabemos que realiza trabajos de edificación en el templo de Amón en Karnak y en el de Montu en Armant. En el primero manda erigir varias estelas y construye una capilla o naos para la barca sagrada. También en el III pilono apareció una estela, llamada «Estela de la Tempestad» porque relata cómo Ahmose dio órdenes de reconstruir algunos edificios tras una gran tormenta que asoló parte del complejo religioso. Otra estela del III pilono, la «Estela de la Donación», nos habla de la concesión de un «Segundo sacerdocio de Amón» para la esposa de Amón, Ahmose-Nefertari. En Abidos manda construir dos cenotafios en adobe, uno para él mismo y otro para la reina Tetisheri. En el año 22 reabre las canteras de Tura, para atender las necesidades de piedra para la construcción de un templo a Ptah en Menfis y otro en Luxor. También sabemos a través de las últimas excavaciones en Avaris que el propio Ahmose inició una reedificación de este centro, como lo muestran restos de una plataforma y un palacio sobre lo que parece haber sido una fortificación hicsa.

En cuanto a los enterramientos de la época, las últimas excavaciones en la necrópolis de Dra Abu el-Naga han demostrado que existe una continuidad entre la dinastía XVII a los inicios de la XVIII, ya que la elite y los principales personajes de este período usarán el enclave de Naga como lugar de reposo, aunque aún las tumbas de algunos de estos reyes tebanos no han sido halladas.

Al igual que sus descendientes, su momia fue reubicada en el «cachette» de Deir el-Bahari y su tumba en Dra Abu el-Naga no ha sido encontrada. De su reinado debemos destacar además la presencia de una figura muy importante como consorte suya, la reina Ahmose-Nefertari, quien se convertirá en una de las mujeres -junto con Ahhotep- más interesantes a inicios del Reino Nuevo.