Informe campaña 2020
Decimonovena campaña: 14 de Enero – 22 de Febrero 2020
AGRADECIMIENTOS
El Consejo Supremo de Antigüedades de El Cairo ha sido de inestimable ayuda y, por ello, le estamos extremadamente agradecidos al Ministro de Antigüedades, Dr. Khaled El Anani, al Director general de Antigüedades de Egipto, Dr. Mustafa Wasiri, y a la Dra. Nashua Gaber, Secretaria del Comité Permanente y Asuntos de las Misiones Extranjeras. En Luxor, como ha ocurrido en todos los años anteriores, las autoridades locales responsables del Ministerio de Antigüedades han sido de gran ayuda, en particular Mohamed Yahia Eueda, Director General de Antigüedades del Alto Egipto; Gadafi Abdelrahim, Director General de Antigüedades en Luxor; Fathy Yasin, Director del Departamento de Antigüedades en el West Bank; Baha Abdel Yaber, Director de Qurna en el West Bank; y Ramadan Ahmed Ali, Director de todas las misiones en el West Bank.
En esta campaña hemos contado con Ahmed Tayib como Inspector del Ministerio de Antigüedades. Ha sido al mismo tiempo estricto y vigilante, al que igual que cooperativo y de gran ayuda, por lo que le estamos muy agradecidos.
El Rais Ali Farouk El-Quiftauy, como en los años anteriores, ha vuelto a jugar un importante papel en el éxito de nuestro trabajo. El Rais o capataz organiza perfectamente a los trabajadores y tiene una sensibilidad especial para la arqueología, la conservación de los objetos encontrados y para las estructuras enterradas. Solo gracias a su implicación y a su energía hemos sido capaces de cumplir nuestros objetivos.
Durante esta última campaña hemos contratado alrededor de 100 trabajadores. Todos ellos han trabajado muy duro y han sido extremadamente cuidadosos, por lo que estamos más que satisfechos con su trabajo y esfuerzos.
En esta campaña se han unido dos restauradores egipcios al equipo: Seham Sahry Bershawey Abd El Azeem, Hussein Mohamed Hassan y Fatma El Zahra Mohamed. Han demostrado ser unos excelentes profesionales y han resultado ser de gran ayuda en todo momento.
La campaña de excavación ha contado con el apoyo y la ayuda financiera del Ministerio de Cultura y Deporte, el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y, además, el patrocinio de Técnicas Reunidas, la Fundación Palarq y Leica Geosystems.
INTRODUCCIÓN
La campaña de excavación ha contado con el apoyo y la ayuda financiera del Ministerio de Cultura y Deporte, el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y, además, el patrocinio de Técnicas Reunidas, la Fundación Palarq y Leica Geosystems.
Dra Abu el-Naga es el nombre moderno de la colina que se eleva sobre la orilla occidental, en el extremo norte de la necrópolis asociada a la antigua ciudad de Tebas, que se corresponde con la actual ciudad de Luxor. La misión española ha estado trabajando a los pies de la zona central de Dra Abu el-Naga desde enero de 2002, en el interior y alrededor de las tumbas-capilla excavadas en la roca pertenecientes a Djehuty y a Hery (TT 11-12).
Hery vivió a comienzos de la Dinastía XVIII, bajo el rey Ahmose y, probablemente, muriera bajo su sucesor, el rey Amenhotep I. Pudo haber estado relacionado con la familia real a través de su madre, Ahmes, quien es calificada en el monumento de su hijo como “adorno(?) del rey”. El único título administrativo de Hery que se menciona en su tumba-capilla es el de “supervisor de los graneros de la madre y esposa real Ahhotep”. Debió ser una posición relevante, ya que la reina Ahhotep gobernó de facto durante unos veinte años, mientras su hijo era todavía un niño y luego durante las campañas de éste contra los hicsos en el delta y en Nubia al sur. Las paredes interiores de su monumento funerario fueron completamente decoradas en relieve de muy alta calidad, siendo una de las pocas tumbas-capilla decoradas que se conserva de este período, ca. 1510 a. C.
Djehuty vivió unos cincuenta años más tarde, ca. 1460 a. C. En la cima de su carrera administrativa como escriba, actuó como “supervisor del Tesoro” y “supervisor de los trabajos” realizados por los artesanos y trabajadores del metal de la reina Hatshepsut, quien también ejerció de rey del Alto y Bajo Egipto por algo más de tiempo que la regencia de Ahhotep. Djehuty fue también «supervisor del ganado de Amón», cargo que le vincula con el gran templo de Amón en Karnak, el cual se levanta justo en frente al otro lado del Nilo. Las paredes de su tumba-capilla, así como la fachada y parte de la pared lateral izquierda del patio abierto, fueron decoradas en relieve. Su cámara funeraria también está escrita en su totalidad con pasajes del Libro de la Salida al Día, más conocido como el Libro de los Muertos.
En el invierno de 2006/07 el poblado moderno de Dra Abu el-Naga fue demolido por orden del gobernador de Luxor y bajo la dirección del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto. Al año siguiente, nos ofrecimos a limpiar una zona del escombro resultante que había quedado amontonado sobre el suelo, a cambio de anexionar ésta a nuestro yacimiento. Se nos concedió el permiso oficial y comenzaron las obras de limpieza al año siguiente. La nueva zona anexionada, al suroeste del patio de entrada a la tumba-capilla de Djehuty (TT 11), se denominó “Sector 10” y su excavación comenzó en la campaña de 2011. En esta nueva zona del yacimiento comenzaron a salir a la luz pequeñas capillas de ofrendas construidas en adobe, a menos de dos metros de distancia y alineadas con pozos funerarios de boca rectangular, datados en la Dinastía XVII, ca. 1600 a. C. A pesar de que todos ellos habían sido saqueados en época antigua, hallamos abundante cultura material. Personajes relevantes de la familia real y/o de la élite de la antigua Tebas en este periodo de transición fueron rescatados del olvido, como el hijo del rey Intefmose, el hijo del rey Ahmose, el portavoz de Nekhen Ahhotep y un individuo llamado Neb, que fue enterrado en un ataúd-rishi cuidadosamente pintado y que desde 2015 encuentra en la exposición permanente del Museo de Luxor.
EXCAVACIÓN
El Ministerio de Antigüedades nos ha concedido este año una segunda extensión del yacimiento, de unos veinte metros hacia el noroeste, es decir, más arriba en la falda de la colina, por encima de las tumbas de Djehuty y de Hery. El nuevo área incluye las ruinas de una de las casas que fue derribada en 2006 y cuyos escombros no habían sido aún retirados. Nuestro propósito es alcanzar aquí arriba la roca madre sobre la que se levantó la casa e ir hacia abajo retirando el escombro que cubre la falda de la colina, dejando la roca vista. De este modo, se evitarán posibles daños en las tumbas de Djehuty y de Hery en caso de que ocurran lluvias torrenciales.
En el extremo opuesto del yacimiento, ampliamos la zona de excavación hacia el sureste del Sector 10 y del sector contiguo, denominado “Sector 11”, por delante del patio de entrada a la tumba de Djehuty. La cota del suelo en esta zona se encuentra a unos 4 m por encima del nivel de suelo de la zona excavada en el Sector 10 y 11. Gran parte de esta zona, con una extensión de 200 m2 aproximadamente, había servido de vertedero de las casas del extremo norte del poblado de Dra Abu el-Naga. Así, comenzamos excavando una depresión con basura moderna que alcanzaba en su parte más profunda 1,80 m de potencia. Fundamentalmente consistía en grandes cantidades de paja en proceso de descomposición, mezclada con objetos de plástico, utensilios domésticos rotos, telas rasgadas e imitaciones de antigüedades de todo tipo producidas por las tiendas de souvenirs cercanas. Sólo en los últimos días de la campaña hallamos un par de conos funerarios, con la impronta ilegible y un par de shabtis de tipo ramésida, probablemente de Tutuya.
Una de las tareas previstas para esta campaña era el estudio arquitectónico de las capillas cuatro de ofrendas de la dinastía XVII, construidas en adobe siguiendo un diseño y técnica similar, pero a la vez peculiar para cada una de ellas. En el proceso de documentación de la capilla UE 1010 y de su pozo funerario (cuadrícula 6B en el plano del yacimiento), se descubrió un pequeño ataúd de madera encajado por debajo de los adobes que conforman el lado sureste del brocal del pozo. El ataúd se encontraba todavía con la tapa colocada sobre la caja. Por el contexto arqueológico y la estratigrafía, puede datarse en la dinastía XVII, ca. 1550 a. C. Mide 1 x 0,22 x 0,16 m. y el extremo de la cabeza es redondeado. La tabla de la tapa parece haber sido reutilizada. Tiene cinco agujeros circulares a lo largo de cada lado, perforados en medio de un pequeño rectángulo de distinta tonalidad que el resto de la tabla. Uno de los agujeros conserva una cuerda anudada a modo de asa. El interior del ataúd mide 0,91 m de longitud y estaba forrado con una tela que sobresale de la caja. Sobre ella se había colocado el cuerpo de un bebé de entre 9 y 12 meses de edad. La momia se conservaba en mal estado y parcialmente cubierta con tierra y piedras pequeñas.
«SECTOR 11»
El área justo delante del patio de entrada a la tumba-capilla de Djehuty (TT 11) se comenzó a excavar en la campaña pasada y fue denominado “Sector 11”. El principal hallazgo consistió en una capilla de ofrendas construida en adobe y datada en la dinastía XVII, ca. 1600 a. C. Junto a ella, al noreste, se hallaron media docena de shabtis de madera junto con sus pequeños ataúdes, con el nombre Ahmose escrito en tinta negra y uno de ellos con el nombre compuesto de Ahmose-Sapair. Este año, al suroeste, depositado sobre el nivel del suelo de la capilla, hallamos un pequeño ataúd de barro, recubierto de una capa de enlucido blanquecino. Todavía conservaba un cordel atado a su alrededor para mantener unida la tapa a la caja. Mide 24,5 x 12 x 14,5 cm, y el interior 20,2 x 9 x 4 cm. Dentro se encontraba una figurilla de madera con forma de momia humana, envuelta en cuatro vendas de lino que se mantenían pegadas al cuerpo mediante un par de tiras atadas a los tobillos y al cuello. La figurilla fue cuidadosamente tallada, mide 19 x 5 cm y tiene una etiqueta escrita verticalmente en hierático, en tinta negra, indicando el nombre de su propietario: “El Osiris, Djehuty”. Una de las vendas de lino tiene la misma inscripción que la figurilla, pero escrita en horizontal. El nombre Djehuty era popular durante la dinastía XVII y comienzos de la XVIII. El conjunto probablemente deba datarse en la dinastía XVII, ca. 1600 a. C.
Excavando por el lado noreste de la capilla de ofrendas, salió a la luz parte del pequeño muro de adobe que se levantó a ambos lados de la entrada y rodeando el pozo funerario que debe localizarse justo delante y que todavía permanece oculto bajo tierra y piedras. Se conservan cinco hileras de adobes, alcanzando una altura de 30 cm por la cara exterior y 40 cm por el interior. En el interior de una de las esquinas se conserva parte del suelo original del recinto, alisado, endurecido con mortero y luego enlucido.
Por fuera del recinto se hallaron acumulaciones de cerámicas, tablones de ataúd, cuerdas, y otros materiales arrojados sobre el suelo por saqueadores de tumbas en época antigua. Algunas de las cerámicas datan de la dinastía XIII, e indican que cerca debe encontrarse algún monumento o enterramiento de esa época. En el proceso de excavación de los estratos de lascas de caliza acumulados al noreste de la capilla de adobe, se fueron hallando interesantes materiales. Entre ellos, un par de sandalias de cuero de tamaño pequeño, probablemente de la dinastía XVII, y un shabti de terracotta con una peculiar cara y una inscripción horizontal en hierático sobre el pecho, probablemente de época ramésida.
Cerca de la capilla se hallaron también un par de trozos de periódico de 1895, lo que muestra claramente cómo, junto a zonas que quedaron inalteradas desde época antigua, como la capilla con los shabtis de madera de Ahmose y el pequeño ataúd de barro de Djehuty, se encuentran zonas que fueron excavadas a finales del siglo XIX hasta alcanzar la roca madre.
En este contexto, al noreste de la capilla, junto a un pequeño túmulo formado por fragmentos de materiales diversos, consecuencia del expolio, descubrimos un ataúd de madera, antropomorfo, que puede fecharse en la dinastía XVII, ca. 1600 a. C. Se dejó sobre el suelo sin protección alguna, junto a una acumulación de piedras de caliza de mediano tamaño. El ataúd fue dejado en horizontal sobre el suelo, con relativo cuidado, lo que es difícil de explicar en un contexto de saqueo.
El ataúd se talló a partir de un solo tronco de árbol con pequeñas piezas de madera insertadas como reparaciones, que luego quedaron camufladas bajo una capa de enlucido blanquecino que recibió el exterior (salvo en la espalda). Mide 1,75 x 0,33 m. La forma y el estilo de la talla de la cabeza se asemeja a un shabti de madera de la dinastía XVII, pero a mayor escala: cara pequeña y triangular, enmarcada por un tocado de tela prominente que desciende por delante dividido en dos extremos que caen sobre los hombros hasta el pecho. Se conserva en buen estado, salvo por un par de pequeños agujeros en la espalda, la parte del ataúd que tocaba con el suelo y cuya madera debió recibir más humedad.
El extremo de la cabeza de la caja es curvo, y el grosor, es decir la parte que contacta con la tapa, fue pintado de rojo, como un recurso mágico/profiláctico. La tapa se unía a la caja mediante tres espigas a cada lado. Dentro del ataúd descansaba sobre el costado derecho la momia de una mujer de 15/16 años y 1,55 m de altura. Se conservaba en mal estado, las vendas de lino estaban agujereadas y casi deshechas, separadas del cuerpo, y los huesos estaban sueltos. Para mantener el cuerpo en posición se colocó un pequeño cojín de lino entre su abdomen y el lateral del ataúd.
La serie de radiografías realizadas a la momia mostraron que llevaba consigo algunos abalorios. Teniendo en cuenta el mal estado de conservación de la momia y apoyándonos en las imágenes de las radiografías, se procedió con sumo cuidado y precisión a la extracción de los adornos personales previamente localizados. El lóbulo de la oreja izquierda había sido perforado dos veces y cada uno de los agujeros alojaba un pequeño pendiente en forma de espiral. Al menos uno de ellos, el mejor conservado, fue elaborado con una lámina de oro. En cada mano llevaba un anillo, uno consiste en un simple aro tallado en hueso y otro está compuesto por una cuenta de vidrio azul montada sobre un soporte de metal atravesado por un cordel circular que lo unía al dedo.
Cuatro collares, todos ellos diferentes pero unidos entre sí por un pasador de fayenza con cuatro orificios, fueron depositados sobre el pecho de la mujer. No estaban colgando alrededor del cuello, sino formando un pequeño montón, dejado así antes de que el cuerpo fuera envuelto en vendas de lino. La mayoría de las cuentas estaban todavía en su orden original, unidas por el cordel que se conservaba en buen estado y que solo estaba roto por un par de sitios. Un collar, de 62 cm, está formado por cuentas de fayenza y vidrio de color verde oscuro. Otro, de 70 cm, alterna cuentas de fayenza azul claras y oscuras. Un tercer collar está compuesto por varias hileras de cuentas de fayenza azules unidas entre sí por sus mismos cordeles con los que se trenzó una anilla en cada extremo. El collar más elaborado y colorido mide 61 cm y está formado por 74 piezas, que combinan cuentas de amatista, cornalina, ámbar, vidrio azul, cuarzo, fayenza y otros materiales todavía no identificados. Las formas de las cuentas son variadas e incluyen dos escarabeos, un halcón/Horus y cinco pequeños amuletos de fayenza.
«SECTOR 10»
Durante la presente campaña se excavaron varios pozos funerarios de la dinastía XVII, ca. 1600 a. C. aproximadamente, ubicados alrededor del patio de entrada a las tumbas del Reino Medio, delante de una de las cuales se construyó un jardín funerario, poco después del año 2000 a. C. Todos ellos fueron saqueados al menos una vez en época antigua y, después, nuevamente rellenados en una o más ocasiones.
El pozo funerario UE 1159, de sólo 2,55 m de profundidad. En su interior, mezclados con el relleno del pozo, se hallaron, entre otros materiales, shabtis de Tutuya, veterano mayordomo y supervisor del ganado de Amón bajo el reinado de Ramsés II. Uno de ellos está tallado en madera y pintado, algo verdaderamente excepcional entre más del centenar de figuras de barro cocido que hallamos con su nombre entre el año pasado y en esta campaña. Además, encontramos un fragmento de un ataúd de madera, pintado de negro por fuera y con la cara interna pintada de blanco, sobre la que se escribió un texto en líneas horizontales y jeroglíficos cursivos. La paleografía parece corresponderse con el Segundo Periodo Intermedio.
El pozo funerario UE 1073 tiene una profundidad de 5 m. Fue saqueado en época antigua, pero, aún así, al fondo de la cámara sepulcral encontramos un montón amorfo formado por tres bandas de tela muy arrugadas. La tela está confeccionada con cáñamo, combinando fibras oscuras y claras, y los extremos terminan en flecos cuidadosamente trenzados. Los restauradores estiraron y alisaron las bandas, y comprobamos así que cada una de las bandas o fajines miden unos 8 m de longitud y 0,20 m de anchura. Se trata de piezas únicas y, precisamente por su carácter excepcional, no está muy clara cual pudo ser su utilidad.
El pozo funerario UE 1163 se dejó inacabado a una profundidad de 1,40 m. El brocal, como es la norma, se construyó con adobes. Las dimensiones de éstos son 37 x 17 x 12/13 cm. El pozo fue luego reabierto y el brocal se recreció con adobes diferentes, que miden 30 x 16 x 9 cm, y sin usar mortero de unión entre ellos. Las medidas y composición de estos últimos coincide con los empleados en la capilla de ofrendas del Sector 11, mencionada más arriba, la cual queda a poca distancia. Los saqueadores debieron cogerlos de aquí para facilitar su acceso al interior del pozo; y probablemente se llevaron la misma desilusión que nosotros, aunque el hecho de haber quedado inacabado permite conocer algunos detalles del proceso de construcción de los pozos que no se perciben con claridad en los que sí quedaron acabados.
El pozo funerario UE 1192 tiene 4,5 m de profundidad. Fue saqueado en época antigua y el relleno contenía una gran cantidad de fragmentos de cerámica, mucho mayor que otros pozos de la zona. Al fondo se abren dos cámaras funerarias, una a cada extremo. La cámara orientada hacia el Oeste era probablemente la principal y la primera en construirse. Su suelo se encuentra al mismo nivel que el fondo del pozo y es ligeramente más amplia que la otra. El suelo tiene en medio una oquedad rectangular de 1,20 m de profundidad, para introducir en él un ataúd de madera. La cámara Este tenía 0,40 m de derrubio en su interior. El cuerpo de un individuo yacía paralelo a la pared derecha y, junto a sus pies, se encontraba una bolsa de cuero. Junto a la bolsa se encontraba un taparrabos también de cuero. Dentro de la bolsa había una muñequera o brazal de arquero, realizado a partir de un cuero crudo y grueso de gran calidad, que conservaba incluso las cintas para atarlo al brazo.
El pozo funerario UE 1172 fue excavado la campaña pasada y, a pesar de haber sido saqueado, en su interior se hallaron un par de sandalias de cuero rojas con la decoración repujada y, justo debajo, una pareja de bolas de cuero blanco unidas por un cordel. Dos hallazgos verdaderamente excepcionales, datados en la dinastía XVII, ca. 1600 a. C. Al fondo del pozo, de 4,23 m de profundidad, no se abre ninguna cámara sepulcral en ninguno de los dos extremos. En su lugar, en la esquina sureste, se abrió un agujero que conecta con una gran tumba de la dinastía XI o comienzos de la XII y que fue reutilizada durante la dinastía XVII para depositar casi un centenar de cuerpos. Por el tamaño del agujero, 2 x 1,20 m, no parece que éste lo abrieran saqueadores, en cuyo caso, como constatamos en otros pozos, hubiera sido mucho más reducido. Todo parece indicar que cuando se estaba construyendo el pozo se irrumpe por accidente en la gran tumba de época anterior y, en lugar de cambiar de planes y abrir una cámara sepulcral en el extremo opuesto del pozo, se decide usar la tumba con este propósito. Es por ello que la excavación del pozo UE 1172 prosiguió por dentro de la tumba, concretamente, en la pequeña sala lateral cuya pared del fondo se rompe con la construcción del pozo.
La sala lateral de la gran tumba del Reino Medio estaba casi enteramente ocupada por un pozo funerario, que resultó tener una profundidad de 2,90 m. En el interior de este ‘segundo’ pozo, se hallaron materiales interesantes, principalmente de la dinastía XVII y más antiguos. Entre ellos, un nuevo par de sandalias cuero, aunque de menor calidad y peor conservadas que las rojas. Se hallaron shabtis de madera sin inscripción y dos reposa-cabezas, uno de ellos inscrito para “El buen dios, señor de […], el hijo de Ra, Int[ef…]”, y sobre el otro lado se conserva el comienzo de una segunda inscripción “Una prerrogativa que el rey concede y (también) Hathor […]”. También fue hallado dentro del pozo un carcaj de cuero, pieza que aumenta y añade valor a la colección de objetos de cuero hallados en el yacimiento hasta la fecha. Además, encontramos un ataúd de barro, sobre el que se aplicó un enlucido blanquecino para luego dibujar sobre uno de los lados una pareja de ojos-udjat y, en los extremos, las figuras de Isis y Neftis, muy esquematizadas, como si fueran signos jeroglíficos cursivos. Destacar, finalmente, la tapa de una maqueta o modelo de ataúd de madera con el nombre de Ahmose escrito en tinta negra, una punta de flecha de bronce y varias cuentas de fayenza y piedras semi-preciosas que formaron parte de un colorido collar.
La cámara funeraria del ‘segundo’ pozo se encontraba parcialmente llena de escombros. En la entrada se puede observar bien la estratigrafía de las sucesivas fases de colmatación del pozo y de la cámara. Los estratos inferiores incluyen materiales del Reino Medio, revueltos por los saqueadores en época antigua. Al fondo del pozo y a la entrada de la cámara se hallaron jarras de cerveza completas datadas en el Reino Medio, las cuales fueron originalmente depositadas en el interior de la cámara, pero fueron desplazadas fuera por los saqueadores.
Tres figurillas de madera datadas en el Reino Medio, las cuales formaron en su día parte de una maqueta, fueron halladas dentro y fuera de la cámara sepulcral. Los fragmentos de una estela de piedra caliza pintada también fueron hallados tanto dentro como fuera de la cámara. La estela casi llegó a completarse, aún teniendo en cuenta que no se terminó de excavar la cámara y deberá continuarse en la siguiente campaña.
La estela mide 49 x 35 x 5.5 cm. La escena central representa al propietario de la estela y su mujer, llamada Retjet, de pie delante de una mesa de ofrendas repleta de comida. Al otro lado, probablemente su hijo mayor, representado con la boca abierta, realiza una invocación de ofrendas mientras sostiene en su mano una flor de loto de gran tamaño. La inscripción principal está dispuesta en dos líneas, las cuales resultan difíciles de leer debido a que las palabras del texto no parecen seguir el orden convencional y el comienzo parece estar en la segunda línea y no en la de arriba. Por otro lado, la tinta de los breves textos que acompañan a las figuras está desvaída, por lo que éstos son difíciles de reconstruir incluso usando diferentes filtros con el programa DStretch. La estela puede datarse, por criterios estilísticos y paleográficos, en la dinastía XII o XIII.
Galería subterránea UE 275
La tumba cuyo pasillo es paralelo al de la tumba de Hery (TT 12) hacia el noreste conecta, a su vez, con el pozo funerario de la tumba de Ay, ubicada un par de metros más arriba en la falda de la colina. Las tumbas y el pozo forman parte de una galería subterránea que, según nos informan los graffiti demóticos escritos sobre sus paredes en el siglo II a. C., conduce hacia las “capillas de los dioses”. La excavación en esta zona sigue los graffiti demóticos y, en el camino hacia las “capillas de los dioses”, se hallan numerosas momias y restos humanos, y materiales de época griega y romana, como es el caso de un amuleto de fayenza con la forma del dios Bes, o una jarra de cerámica hallada completa. Pero también se encuentran materiales más antiguos mezclados con el derrubio, como algunos conos funerarios de la dinastía XVIII, o los 260 shabtis del profeta de Amón llamado Hor, datados en la dinastía XXI, ca. 1000 a. C.
EPIGRAFÍA
Las paredes interiores de la tumba de Djehuty (TT 11) se están dibujando al detalle, tratando de reproducir incluso el valor artístico de los relieves. Los dibujos se realizan utilizando un IPad, sobre la orto-foto de una sección de la pared. Se trabaja directamente delante de la pared para evitar que la luz rasante empleada para la ejecución de la orto-foto confunda al ojo y poder así diferenciar bien desde el principio, por ejemplo, entre una grieta y una línea del relieve o de una inscripción. Al dibujo preliminar realizado en el IPad luego se le añadirán en el ordenador sombras y los distintos daños de la superficie de la pared, utilizando para cada tipo de información una capa diferente del Photoshop. El equipo de epigrafía consta de dos personas, y los dibujos realizados el año pasado han sido revisados concienzudamente en esta campaña por otros dos miembros del equipo. El proceso es lento, pero el resultado es muy satisfactorio.
CERÁMICA
En cada campaña de excavación se hallan numerosas vasijas de cerámica de diferentes tipologías y dataciones, la mayoría de las veces muy fragmentadas. Es por ello que el equipo de cerámica lo integran tres especialistas, asistidos por tres ayudantes dedicados a juntar los fragmentos y recomponer las piezas lo más posible. En esta campaña hallamos por primera vez cerámica datada en el Reino Antiguo, incluyendo varios fragmentos de una tipología denominada “Meidum bowl”. El hallazgo tuvo lugar en el Sector 10, junto a los pozos funerarios al noreste del jardín del Reino Medio, encontrándose los fragmentos sobre la roca madre.
Por otro lado, es digno de señalar el hallazgo de varias jarras de cerveza del Reino Medio al fondo del ‘segundo’ pozo de la UE 1172. Algunas se conservaban completas y otras fueron recompuestas y dibujadas durante la campaña.
ESTUDIOS
El equipo de la presente campaña incluyó a dos químicos especialistas en espectrosciopía Raman, una técnica que permite realizar análisis químicos sin necesidad de tomar muestras, sin tocar, ni perjudicar lo más mínimo el objeto analizado. Para el trabajo de campo se utiliza una máquina portátil que incluye pequeño láser, conectada a un ordenador. Se identifican los materiales inorgánicos, lo que resulta de interés para el análisis de los pigmentos y tintas empleados en distintos objetos y soportes.
Por otro lado, teniendo en cuenta los hallazgos de campañas anteriores, se incorporó al equipo el mayor especialista en cuero empleado en la elaboración de distintos materiales en el antiguo Egipto. Durante su estancia, como aparece indicado más arriba, se hallaron nuevos e interesantes objetos de cuero: más sandalias, un carcaj y una bolsa con un brazal de arquero y un taparrabos.
TOPOGRAFÍA
Un año más, Leica Geosystems nos prestó una estación total de topografía para producir planos precisos y georeferenciar las fotogrametrías realizadas en diversas áreas del yacimiento.
CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN
Las estructuras de adobe de la dinastía XVII, tanto los brocales de los pozos funerarios como las capillas de ofrendas, fueron consolidados y restaurados, principalmente usando silicato de etilo.
Por otro lado, en la tumba de Djehuty (TT 11) se continuó con la limpieza y consolidación de las paredes de la sala transversal y también en el nicho de estatuas al fondo del todo. La restauración puede considerarse casi acabada, a falta de los últimos detalles para poderla abrir pronto al público.
La restauración en la tumba de Hery (TT 12) también puede considerarse prácticamente terminada. Se ha consolidado el suelo y el techo, se ha embellecido la entrada y se han llevado a cabo los últimos retoques en la restauración de las paredes. Con el fin de unir visualmente las figuras de una misma escena que ahora quedan separadas por una laguna, se han prolongado sobre la superficie de la restitución moderna de la pared las líneas horizontales que enmarcan los registros de las escenas representadas en cada una de las paredes del pasillo.
Como en campañas anteriores, las piezas halladas en el transcurso de la excavación han sido limpiadas y consolidadas adecuadamente, para ser luego envueltas en papel libre de ácido y guardadas en cajas a medida.
RÉPLICA DEL JARDÍN FUNERARIO DE LA DINASTÍA XII
En febrero de 2017 descubrimos un jardín funerario de la dinastía XII, ca. 2000 a. C. en esa misma campaña y durante las dos siguientes fue meticulosamente excavado y los restos botánicos cuidadosamente recogidos, guardados y posteriormente analizados para su identificación. La consolidación y conservación de la estructura de barro y adobe se llevó a cabo en 2019. Aún así, debido a la fragilidad de su estructura, el jardín no debe dejarse expuesto al sol, al viento o a la lluvia, y ha de permanecer cubierto. Por esta razón, diseñamos e instalamos sobre él una estructura de metal, la cual, a su vez, se recubrió con planchas de aluminio y aislante. Resultaba una verdadera lástima que el único jardín funerario bien conservado y documentado hasta la fecha, de 4.000 años de antigüedad, permaneciera oculto para siempre. Como solución alternativa solicitamos permiso oficial y llevamos a cabo la producción de su réplica o facsímil, con la intención de instalarla en el yacimiento y sustituir así al original.
Sobre la estructura se fueron colocando las cuatro secciones en que se dividió la réplica para viajar de Madrid a Luxor. Uno de los técnicos y artistas de Factum Arte que produjeron la replica en Madrid se encargó de unir las cuatro secciones con resina y llevar a cabo los últimos retoques utilizando mortero, yeso y colores naturales. Incluso el tronco del árbol que se conservó en una esquina fue reproducido con exactitud y se pegó a la estructura del jardín en su lugar correspondiente.
El patio donde se ubica el jardín se rellenó con arena limpia para que la base de la réplica quedara al nivel de suelo. El jardín original quedó así (nuevamente) enterrado, justo debajo de la replica y ésta quedó camuflada y perfectamente entonada con las otras estructuras de adobe de la zona.
Es difícil darse cuenta de que el jardín ahora visible no es el de verdad, el antiguo, sino su réplica o facsímil. Mientras que el jardín de la dinastía XII permanece enterrado, conservado y seguro, el potencial visitante del yacimiento, al irse acercando a las tumbas de Djehuty y de Hery (TT 11, 12), podrá ver y hacerse una idea de cómo era este jardín único en su contexto arqueológico.
La Dra. Louise Bertini, Directora en El Cairo del American Research Center in Egypt (ARCE) visitó el yacimiento, junto con parte de su equipo, y examinaron la réplica del jardín, la cual ha sido producida e instalada gracias a una ayuda otorgada por el ARCE–AEF 2018. El Dr. Zahi Hawass visitó también el yacimiento durante esta campaña y alabó la iniciativa y el resultado final de la réplica del jardín.