Informe campaña 2006

El objetivo de la excavación llevada a cabo en el exterior de las tumbas TT 11-12 era despejar los patios de las tumbas. Durante los trabajos hemos encontrado numerosos objetos que formaron parte de ajuares funerarios de diferentes períodos, desde la dinastía XVII en adelante, dispersos por toda el área y en un estado de conservación delicado. Entre estos objetos, y a lo largo de las cinco campañas llevadas a cabo, hemos hallado 1.200 fragmentos de inscripciones y escenas en relieve. De entre ellos, unos 900 pertenecen a distintas paredes del interior de la tumba de Djehuty (unos signos están coloreados en amarillo, otros en azul y otros en rojo), y unos 150 fragmentos provienen del pasillo de la tumba de Hery. Estos hallazgos son de gran importancia para los futuros trabajos de restauración en las tumbas.

EL PATIO DE LA TUMBA DE DJEHUTY

En la quinta campaña ha salido finalmente a la luz la entrada al patio de la tumba de Djehuty. Así, conocemos ahora sus dimensiones y características. La fachada de la tumba mide 7,60 m., pero la anchura del patio a la entrada se reduce ligeramente a 6,36 m. La longitud del patio es excepcionalmente larga: 34 m. Ningún patio contemporáneo alcanza esa longitud, pues el más largo que se conocía hasta ahora, el de la tumba de Rekhmira (TT 100), mide 19 m. según la documentación hoy disponible. Los muretes de ambos lados de la entrada al patio, es decir, los “pilonos”, fueron construidos exclusivamente con adobes y tienen una altura máxima de 0,68 m. Aunque es difícil estimar la altura que habrían tenido en su momento, no parece que hubieran sido muy altos, puesto que en esa zona no hallamos una cantidad significativa de adobes caídos por el suelo (como sí ocurre en la parte central del patio). Cada uno de los pilonos mide 0,85 m. de grosor y 1,80 m. de longitud, dejando libre una entrada al patio de 2,70 m. de amplitud. Parece ser que el patio estaba ligeramente más elevado que la “calle” de fuera, por lo que para entrar había que subir un pequeño escalón.

El suelo del patio fue tallado con esmero en la roca de la colina. Sin embargo, a unos 12 m. de distancia de la fachada, la roca continúa su línea descendente por debajo del suelo del patio. A partir de aquí hacia la entrada, el suelo se rellenó y niveló con lascas de piedra caliza, y luego se recubrió con una capa de tierra muy apelmazada (“dakka”). En algunas zonas junto a los muros laterales, el suelo conserva todavía restos de mortero enlucido similar al que recubre también los muros.

El suelo del patio de Djehuty fue respetado en la antigüedad, es decir, no se cavaron posteriormente pozos funerarios en este área, ni se levantó aquí ninguna construcción. Los enterramientos (como el de “la dama blanca”) y diferentes reutilizaciones del área (como reflejan los depósitos de momificación) que tuvieron lugar sobre todo en la dinastía XXI y en el período Saita, no afectaron a la estructura, sino que fueron colocados cuidadosamente sobre el suelo y se ocultaron bajo pequeños “túmulos” de escombro formado por piedras, adobes y cerámica.

En esta campaña hallamos enterrados en el centro del patio de Djehuty un conjunto de cuatro individuos, uno al lado del otro: tres adultos y un infante. Uno los cuerpos adultos carecía de ataúd y yacía directamente sobre el suelo. El ataúd del niño es de elaboración muy pobre y sin decoración. Los otros dos ataúdes conservan parte de la policromía y datan de la dinastía XXI. Las momias que albergan son de menor tamaño que las cajas, lo que plantea la posibilidad de que los ataúdes fueran reutilizados en época posterior, tal vez en la dinastía XXVI. Los cuerpos no parecen tener amuletos, y sólo algunas cerámicas toscas aparecieron relacionadas con los ataúdes. El conjunto estaba cubierto por un túmulo de fragmentos de relieves procedentes de la tumba de Djehuty, tablones de ataúd, un vaso canopo de piedra y dos tapas de canopo de estilos diferentes.

POZOS FUNERARIOS

El área frente a la tumba de Hery (TT 12) y la tumba intermedia (­399­), al este del patio de Djehuty, sufrió sin embargo una intensa actividad constructora desde época Ramésida en adelante. Hasta la fecha, se ha hallado una tumba con pozo funerario y tres pozos funerarios independientes, solo con una superestructura rectangular levantada con adobes. Estos tres pozos presentan la peculiaridad de tener bloques de piedra caliza en la base de una de sus esquinas. En esta campaña se ha excavado el pozo más al norte (UE 15), cuyas medidas son 2,15 x 1 m., y posee 7,60 m. de profundidad, desde la estructura de adobes hasta el fondo. Sus paredes no fueron desbastadas y su aspecto es bastante tosco. El pozo contiene una cámara funeraria en el lado sur que mide 2,55 x 2,30 m. y 1,30 m. de altura. A pesar de haber sido profanado y robado, los materiales encontrados permiten datar el enterramiento en época Ramésida.

El pozo a la entrada de la tumba de Hery, que fue descubierto en la anterior campaña pero que no llegó a excavarse del todo, mide 2,20 x 0,90 m. y 5,5 m de profundidad. En el fondo se abre una pequeña cámara en su lado sur (1,80 x 1,50 m. y 1,15 m. de altura) y otra un poco mayor en el lado norte (2,50 x 1,60 m. y 1,20 de altura). Este pozo también había sido intensamente saqueado.

El pozo a la entrada de la tumba intermedia (­399­), que data de comienzos de la dinastía XVIII, mide 2,20 x 0,95 m. y 6,60 m. de profundidad. Consta de dos cámaras en su lado norte y otras dos en su lado sur, unas encimas de otras. Las cámaras superiores se hallan a 3,30 m. de la superficie, y son algo más pequeñas y bajas que las inferiores. La del lado norte mide 2,80 x 2 m. y 0,80 m de altura, y la del lado sur tiene 3 x 3 m. y 0,95 m. de altura. Las cámaras inferiores fueron excavadas 1 m. por debajo de las de arriba. La del lado norte mide 3,20 x 2,30 m. y 0,90 m. de altura, y la del lado sur tiene 4,65 x 3 m. y 1,10 m. de altura.

El ajuar funerario de las cámaras superiores fue prácticamente saqueado en su totalidad. Las cámaras inferiores parece que fueron objeto de robos en época antigua, pero debieron pasar desapercibidas a los ladrones más modernos. En su interior se han hallado ataúdes rotos en pedazos que han sufrido la voracidad de las termitas. Aún así, encontramos sobre la superficie de tierra y cascotes que llenaban las cámaras dos hermosos rostros de ataúd, uno pintado en amarillo, quizás perteneciente a una mujer, y el otro en rojo, con ojos incrustados, probablemente de un hombre. Junto a ellas, había dos tablas rectangulares y policromadas que formaban los pies de dos ataúdes, y que también se conservaban en buen estado, con sendas figurillas femeninas pintadas alzando los brazos abiertos para abrazar y proteger al difunto, como lo hiciera la diosa Isis con Osiris. Por el estilo, se podrían fechar los rostros y los pies de ataúd a comienzos de la dinastía XVIII, aunque la cerámica hallada data más bien del reinado de Hatshepsut y Tutmosis III. Encontramos, además, cuatro tapas de canopos de cerámica policromada, moldeadas en un estilo peculiar, algo naïve y arcaizante, que concuerda bien con los comienzos de la dinastía XVIII. Recogimos y pegamos los pedazos de dos vasos canopos. La inscripción de uno de ellos solicita la protección del dios Hapy (encargado de custodiar los pulmones) para una mujer, “la señora de la casa, Khay”. También se encontraron algunas piezas de un juego de tablero similar al senet y dos puntas de flechas, una de cobre y otra, más pequeña y fina, de madera. Algunas bandejas y bolsos de cestería se hallaban en muy buen estado de conservación.

Una sorpresa inesperada fue encontrar dentro del pozo, a 4 m. de profundidad, tres pequeños fragmentos de “la Tabla del Aprendiz”, dos de ellos con parte del ejercicio de escritura del Libro de Kemit .

INTERIOR DE LA TUMBA DE DJEHUTY

La cámara más interna de la tumba de Djehuty estaba colmatada de escombros que caían a través de un gran agujero abierto en el techo en época antigua. En la quinta campaña se consiguió definitivamente detener la caída de escombros mediante la construcción de un pozo reforzado que desciende desde la apertura de la “chimenea” en el exterior de la colina hasta el techo de la cámara de Djehuty. Esta solución, tremendamente laboriosa de ejecución, tiene grandes ventajas, pues permite ahora trabajar en el interior de la sala de forma segura y sin necesidad de levantar pilares de sujeción. Así, una vez fueron retirados los escombros que caían por el hueco, comenzó la excavación del interior. Los relieves que decoran sus paredes, excisos y de gran calidad, están en muy buen estado de conservación. Sus escenas representan varios rituales funerarios, similares a los grabados en el pasillo de la cercana tumba de Montuherkhepeshef (TT 20), que también vivió bajo el reinado de Hatshepsut.

La participación en el proyecto de un geólogo especialista en el estudio integrado de ambientes subterráneos ha permitido determinar que las tumbas de Djehuty y Hery fueron intencionadamente rotas y comunicadas entre si poco después de que tuviera lugar el enterramiento de sus propietarios, probablemente hacia finales del Reino Nuevo, y no en época Greco-romana como supusimos en un principio. Esta es la razón por la cual la mayoría de los fragmentos de relieve hallados fuera de la tumba, en la excavación de los patios, están tan bien conservados y en mejores condiciones que los relieves de las paredes de donde proceden. Poco después de que las tumbas fueran interconectadas, las paredes sufrieron un proceso de abrasión que degradó la decoración en relieve. Para cuando los graffiti demóticos fueron escritos sobre las paredes interiores de las tumbas de Djehuty y Hery, la superficie en algunas áreas ya estaba erosionada.

RESTAURACIÓN

A la par que progresaba el trabajo arqueológico, continuaron las labores de conservación y restauración. Los adobes de los muros laterales del patio de Djehuty fueron cubiertos con adobes nuevos para su protección. Los muros se restauraron, además, con nueva mampostería. La reintegración moderna se realizó de tal manera que se distinguiera fácilmente de los materiales antiguos, aunque manteniendo el método de construcción y la estética antigua. El muro de piedra que se comenzó a construir y ampliar en las campañas previas como protección alrededor del yacimiento se prolongó unos metros más hacia el sur.

Los objetos más frágiles y delicados hallados en el curso de la excavación recibieron atención inmediata, siendo limpiados, consolidados (principalmente con Paraloid B72 reducido al 5% con acetona) y, cuando así se requería, restaurados. La conservadora del Museo Británico, Bridget Leach, especialista en papiros, se unió al equipo durante una semana para tratar de desdoblar el pequeño papiro que encontramos el año anterior entre los adobes caídos en el patio de Djehuty. La tarea fue complicada, pues el papiro no conseguía recuperar la flexibilidad y, además, estaba formado por una sola capa de fibras en lugar de dos, que es lo más común. Una vez desdoblado, pudimos comprobar que se trata de un papiro del año 1000 a. C. aproximadamente, con un breve texto de carácter mágico acompañado de una sucesión de divinidades sentadas y la representación de un cocodrilo. Este tipo de pairos mágicos se doblaban repetidas veces y se aplastan para introducirlos dentro de un pequeño estuche de cuero y llevarlos colgados al cuello como amuleto de protección.

MOMIAS

Por su parte, Salima Ikram, profesora de egiptología de al Universidad Americana de El Cairo y gran especialista en momias, nos acompañó durante unos días para estudiar los cuerpos momificados, tanto humanos como de animales, sobre todo de aves, que hemos hallado en esta campaña. Entre los restos humanos destaca el cuerpo de una niña de unos cuatro años delicadamente momificado, probablemente de la dinastía XXI.