Informe campaña 2004
Informe Tercera Campaña 12 de enero – 21 de febrero 2004
Director de la excavación: Dr. José Manuel Galán
Equipo:
- José M. Serrano
- Ana de Diego
- Oscar López
- Alicia Torija
- Gemma Menéndez
- Margarita Conde
- Francisco Borrego
- Mª José López Grande (ceramóloga)
- Luis Priego (restaurador)
- Montserrat Cruz (restauradora)
- Isabel Izquierdo (entomóloga)
- Carolina Martín (entomóloga)
- Juan Ivars (arquitecto)
- Carlos Cabrera (arquitecto)
- Carlos Spottorno (fotógrafo)
- Salima Ikram (experta en momias)
Patrocinador: Telefónica Móviles
Colaboradores:
- Fundación Telefónica
- Fundación Caja Madrid
- Asociación Española de Egiptología
- Consejo Superior de Investigaciones Científicas
DESCRIPCIÓN DEL TRABAJO ARQUEOLÓGICO
Las tumbas de Djehuty y de Hery (TT 11 y TT 12) están localizadas en la orilla oeste de Luxor, a los pies de la montaña rocosa donde se ubica la necrópolis conocida como Dra Abu el-Naga. Djehuty y Hery fueron dos altos dignatarios de la corte que vivieron a comienzos de la dinastía XVIII, entorno a los años 1500 – 1450 a. C.
En la Tercera campaña hemos continuado excavando en el exterior, en los patios de entrada a las tumbas, y más arriba en la montaña, sobre las fachadas de las tumbas. Como en años anteriores, hemos dividido el área en cuadrículas y hemos empleado una estación total para registrar la localización de los hallazgos durante la excavación tanto en un plano horizontal como vertical, con el fin de poder estudiar después la relación entre los objetos y la evolución que ha experimentado del lugar con el paso del tiempo.
Un grupo de trabajadores estuvo excavando en el montículo que se ha acumulado delante de las tumbas. El objetivo era determinar las dimensiones de los patios y conocer si las entradas estaban delimitadas por muros y un pequeño “pilono”. El área de excavación se ha ampliado considerablemente para poder bajar en terrazas hasta alcanzar la roca madre de los patios. Para poder realizar esta tarea, al principio de la campaña tuvimos que desplazar el poste de la luz que estaba frente a las tumbas. En este sector, el principal hallazgo lo constituyen varios fragmentos de relieve procedentes de las tumbas de Hery y de Djehuty que, probablemente, fueron arrojados allí por ladrones en el siglo XIX, o por el Marqués de Northampton como consecuencia de la rápida excavación que realizó en la zona en el invierno de 1898-99. Estos fragmentos son de gran importancia, ya que encajan en los huecos existentes en las escenas en que decoran las paredes del interior de las tumbas.
Un segundo grupo se dedicó a limpiar la zona de la montaña que queda sobre las entradas de las tumbas. El objetivo era despejar el área para poder excavar de forma apropiada la base de la pirámide que encontramos la campaña pasada coronando la fachada de la tumba de Hery. En el conglomerado compacto de piedras y arena que formó en su día el núcleo de la pirámide, se cavó en Época Saita ( ca. 650 a. C.) un pozo de metro y medio de profundidad, en cuyo interior se halló parte de un depósito de momificación, consistente en grandes vasijas rellenas de vendas de lino y todavía conservando los tapones y las cuerdas colgando de las asas.
La limpieza de la pared noreste de la pirámide ha permitido hacer más visible la entrada de la tumba encontrada al final de la campaña pasada. En las proximidades se han hallado varios adobes con la impronta aún legible de “El escriba Nebamón”, quien muy posiblemente sea el dueño de la tumba. Ésta conecta por el interior con la tumba de Hery y ello nos puede ayudar a solucionar parte de los problemas que tenemos con los escombros que rellenan la cámara más profunda de Hery.
Se ha excavado también parte del patio de la tumba de Hery, lo que ha permitido hacer visible desde el exterior su puerta de entrada. Aún no tenemos suficiente información para explicar la estructura de adobes que se levantó en medio del patio, pero tal vez se trate de una reutilización del espacio en Época Copta, para la instalación de algún tipo de taller artesanal.
OTROS TRABAJOS REALIZADOS
Los dos arquitectos del equipo topografiaron y realizaron mapas del área, además de dibujar planos detallados y descriptivos de los patios y de los diferentes elementos constructivos de sus muros, según se conservan en la actualidad.
En la presente campaña, los dos restauradores del equipo han contado con la colaboración de un restaurador egipcio, Ahmed, que fue asignado a nuestra misión por el Servicio de Antigüedades. La labor de los restauradores consistió, entre otras muchas cosas, en la limpieza sistemática y la consolidación de los objetos más frágiles a medida que iban saliendo a la luz durante el transcurso de la excavación.
Las paredes del vestíbulo de Djehuty fueron también limpiadas, y para ello se experimentó con una vaporetta, que se emplea con frecuencia en la limpieza de piedra en España y en otros países, pero que en Luxor era desconocida. Debido a la calidad de la piedra caliza de la tumba y a su escaso contenido en sales, el resultado de las pruebas fue positivo, respetando íntegramente los restos de policromía de los relieves. La limpieza de las paredes permitió iniciar el trabajo epigráfico en esta zona de la tumba, es decir, el dibujo detallado de las inscripciones y escenas figurativas.
Para la realización del trabajo epigráfíco se emplean fotografías digitales y un programa de diseño vectorial llamado “F
Se ha iniciado, además, la elaboración de una “linoteca”, es decir, una colección de ejemplares de los diversos tipos de textiles que han ido apareciendo en la excavación de los patios.
Los restauradores también comenzaron a analizar las causas del deterioro de los relieves en algunas partes de las tumbas, especialmente en la sala trasversal de Djehuty, donde las paredes parecen como si hubieran sido lavadas. La hipótesis que estamos considerando en estos momentos es que el deterioro es consecuencia de la acción de una cyanobacteria que consume la superficie de la piedra y rebaja el relieve.
Dos entomólogas del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid estudiaron los insectos, tanto los que residen en el interior de las tumbas, como los que estaban entre las vendas de lino y los restos humanos hallados dispersos por los patios, o los insectos que vivieron dentro de los sarcófagos de madera.
Salima Ikram, profesora de la Universidad Americana de El Cairo, ayudada por Samiah El-Margani, representante del Servicio de Antigüedades, radiografió las momias humanas que encontramos este año y el anterior, estudió su estado de conservación y el modo en que los cuerpos habían sido momificados y amortajados, así como las características de sus sarcófagos. Salima Ikram también estudió otros objetos de carácter funerario hallados en campañas anteriores, como la momia de un mono, la de un gato, una tapa de vaso canopo y fragmentos de otros sarcófagos.
Un fotógrafo profesional ha formado parte del equipo de este año, y se ha encargado de fotografiar las piezas principales, los relieves de las tumbas, el trabajo de excavación, etc. Uno de los objetivos de su trabajo era producir material gráfico para la publicación de un artículo extenso en la revista National Geographic , con quienes habíamos llegado a un acuerdo previamente. Para poder tomar imágenes cenitales del yacimiento, así como de su contexto geográfico y arqueológico, alquilamos un globo aerostático por una mañana. Cuatro miembros del equipo, bien provistos de cámaras de fotos de distinto tipo y de una cámara de vídeo, documentamos el aspecto externo del Proyecto Djehuty a vista de pájaro.
Durante esta campaña, el equipo visitó la tumba de Intefiker (TT 60) que data de la dinastía XII. Nuestro objetivo era poder comparar los relieves que decoran la tumba de Hery con el estilo y escenas pintadas en la tumba de Intefiker, y así determinar en qué medida los artistas de comienzos de la dinastía XVIII se inspiraron en modelos clásicos de períodos más antiguos. También se visitaron las tumbas TT 20 y TT 24, localizadas en Dra Abu el-Naga, a pocos metros de distancia de nuestra excavación, y que datan de la época de Hatshepsut, es decir, prácticamente contemporáneas de Djehuty. El interés de la visita radica en que estas dos tumbas poseen escenas funerarias similares a las representadas en la capilla de la tumba de Djehuty.
Por último, mencionar que se ha tratado de cerrar el agujero que se cavó en la montaña en una época indeterminada y a través del cual penetran los escombros dentro de la tumba de Djehuty. Para ello, se construyó un muro de piedra en terrazas sobre las tumbas, con el fin de evitar desprendimientos y corrimientos en la ladera. El trabajo se concluirá el año que viene, utilizando, además, planchas de hierro para contener el terreno.
OBJETOS RELEVANTES ENCONTRADOS
Entre los hallazgos de esta campaña, destacan las siguientes piezas por su relevancia para el progreso de nuestra investigación:
- Tres fragmentos de relieve procedentes del pasillo de la tumba de Hery.
- Un fragmento de relieve que conserva bastante bien la policromía y que, probablemente, provenga del interior de la tumba de Djehuty, ya que se puede leer en la última columna de la inscripción el título “Supervisor del Tesoro”, que ostenta Djehuty.
- Seis adobes con la impronta del sello “El escriba Nebamón”, que pueden ser cruciales para la identificación del propietario de la tumba que conecta con la de Hery.
- Un depósito de momificación en el interior de la pirámide de Hery, con dos vasijas grandes que contenían vendas de lino. El estilo de las cerámicas corresponde al de Época Saita.
- Papeles pertenecientes a la excavación del Marqués de Northampton de 1898-99. Algunos de los fragmentos contienen dibujos de las escenas e inscripciones del pasillo de la tumba de Hery, tal vez obra del egiptólogo inglés P. E. Newberry.
- Un ushebti de madera, probablemente de la dinastía XIX ( ca. 1300 a. C.).
- Una máscara funeraria hecha en cartonaje, probablemente de finales de la dinastía XVIII ( ca. 1375 a. C.).
- Un tablón de madera de un sarcófago con la policromía muy bien conservada. Posiblemente date de la dinastía XXI ( ca. 1000 a. C.).
- Pequeño vaso de alabastro para guardar kohl, hallado entre los vendajes de una momia, con la tapa cubierta por un trozo de lino y atada con un cordel.
- Estuche de madera empleado también para guardar kohl.
- Ciento diecisiete conos funerarios con las improntas de los sellos legibles e identificables (dinastía XVIII). Muchos de los personajes ya estaban atestiguados en conos hallados en campañas anteriores: Djehuty, Ahmose, Ay, Baki, Itef, Amenhotep, Pawah, Ta-her-setjat-en-ef, Mainhekau, Ptahmose, Ahmose, Nebamón, Nebansu, Seniseneb, Amenhotep, Ra, etc.
“LA TABLA DEL APRENDIZ” EXPUESTA EN EL MUSEO DE LUXOR
En la primera y segunda campaña del “Proyecto Djehuty” se encontraron, en el transcurso de la excavación de los patios de entrada a las tumbas, catorce fragmentos de una tabla de madera que debió medir 31 x 45,8 cm, y 1 cm de grosor. La tabla había sido estucada para, entre otras cosas, poder escribir y dibujar sobre ella sucesivamente. La tabla data, muy
probablemente, de época del rey Tutmosis III, aproximadamente, del año 1450 a. C., es decir, prácticamente contemporánea de Djehuty.
“La Tabla del Aprendiz”, como así la hemos bautizado, conserva un texto escrito en hierático (grafía cursiva) y dos dibujos, por lo que es un magnífico ejemplo visual de la estrecha relación que guardaban escritura y dibujo en el antiguo Egipto.
El texto está escrito en columnas que se leen de derecha a izquierda. Se trata del primer párrafo de “El Libro de Kemit”, una composición miscelánea que se utilizaba en las escuelas de escriba para aprender a escribir. En “La Tabla del Aprendiz” se repite tres veces el mismo pasaje, la primera vez escrito con mejor letra, más pequeña y compacta, tal vez obra del maestro, y las otras dos con letra más grande y deslavazada, tal vez obra de uno o dos aprendices.
El dibujo del anverso, a la izquierda del texto, lo componen dos figuras humanas representadas de frente, algo muy poco frecuente en el arte egipcio. Se trata de la representación de la estatua de un faraón dibujada dos veces, por dos manos distintas: una presenta un trazo más fino y firme, y la otra un trazo más grueso y dubitativo. Tal vez, de nuevo, estemos ante el trabajo de un maestro y de un aprendiz, el primero sirviendo de modelo al segundo. Las dos figuras han sido trazadas sobre una cuadrícula en rojo que sirve de guía para dibujar el cuerpo humano de acuerdo a unas proporciones predeterminadas.
El dibujo del reverso también se ha trazado sobre una cuadrícula en rojo. En este caso se muestra a un faraón cazando patos en las marismas. La representación de un rey realizando esta acción no estaba atestiguada en esta época ni anteriormente, por lo que el dibujo de “La Tabla del Aprendiz” es la representación iconográfica más antigua de este motivo.
Durante la tercera campaña se ha restaurado la tabla, uniendo los fragmentos y recomponiendo la forma original de la pieza. Además, se ha preparado una protección de metacrilato que permite su exhibición, sin que peligre su integridad. “La Tabla del Aprendiz” será expuesta en las nuevas salas del Museo de Luxor que se inaugurarán en mayo de 2004.