El conjunto de tumbas-capilla excavadas en la roca de la colina fue intensamente reutilizado en el Tercer Periodo Intermedio y en época ptolemaica, rompiéndose los tabiques de separación entre unas y otras y convirtiendo el interior de la colina en una catacumba. Los pozos funerarios y galerías de su interior fueron empleados para depositar cientos de momias de ibis, halcones y otros animales, fundamentalmente aves rapaces. Los sacerdotes encargados del ritual asociado a la deposición de momias de animales escribieron en las paredes numerosos graffiti en escritura demótica, que pueden fecharse en el siglo II a. C. Mencionan sus nombres, cargos sacerdotales y alguna referencia al lugar y al culto allí realizado. Así, el estudio combinado de la documentación arqueológica con la documentación escrita convierte a este conjunto de tumbas-capilla en una oportunidad excelente para estudiar en profundidad su reutilización y el culto a los animales en la Tebas de época greco-romana.