Djehuty, Comisionado de Hierakómpolis

Dic | 2003

José Miguel Serrano

Entre los hallazgos de las excavaciones de Northampton, Spiegelberg y Newberry en Dra Abu el-Naga en 1898-1899 aparecen reseñadas dos bases de estatua de madera de un mismo personaje, de nombre Djehut(y), que ostentaba el título “Comisionado de Hierakómpolis”. Como pasa con la mayoría de los objetos dados a conocer en esa publicación, no es fácil precisar bien dónde fueron hallados ni en qué condiciones. Al menos se puede decir que se encontraron en la zona sur de Dra Abu el-Naga, aparentemente cuando el equipo de excavación trabajaba en un sector en el que aparecieron una serie de tumbas importantes, como la de Nebamón, Nakht, así como las de Djehuty (TT 11) y Hery (TT 12). Por la rusticidad y el grosero acabado de las inscripciones que presentan, sus descubridores se avinieron a datarlas entre el abundante material del Segundo Período Intermedio que encuentran en la zona.

Nuestro interés por estas piezas se justifica por constituir posiblemente el único documento hallado en el entorno de la TT 11 que presenta a un individuo homónimo del cortesano de Hatshepsut que allí fue enterrado. Ambos personajes, además, no están muy alejados en el tiempo, lo que suscita la interrogante de si compartían algún tipo de vínculo, de relación o de parentesco. En el estado actual de nuestros conocimientos no es fácil solucionar esta incógnita. Estamos mal informados acerca de la familia de Djehuty (TT 11). En su tumba aparecen nombrados o representados, ciertamente, sus padres. Pero este no es el caso de su esposa o sus hijos, si es que los tuvo. Con toda probabilidad la excavación del interior del sepulcro aclarará la cuestión.

De momento, lo que si podemos afirmar con relativa seguridad es que hay datos que relacionan al personaje de la bases de estatua que hemos mencionado más arriba con Deir el-Bahari, en concreto con el entorno del templo funerario de Mentuhotep II. Allí encontró E. Naville, durante las excavaciones que llevó a cabo entre 1893 y 1907, un piramidión en un estado de conservación no demasiado bueno, pero en el que lee sin problemas el nombre de Djehuty, “Comisionado de Hierakómpolis”.

Los datos coincidentes son suficientes, a nuestro juicio, para proponer que se trata del mismo personaje: por una parte, este piramidión parece datarse también en el Segundo Período Intermedio o, más precisamente aún, en el tránsito de la dinastía XVII a la XVIII. Por otro lado, el cargo que aparece tanto en esta pieza como en las halladas en Dra Abu el-Naga (“Comisionado de Hierakómpolis”) es relativamente raro en los tiempos de las dinastías XVII y XVIII. Se trata de un título muy viejo, frecuente en el Reino Antiguo, donde aparece especialmente vinculado a la administración de la justicia, y que en la dinastía XVIII se convierte en uno de los apelativos del Visir.

Quizás lo más relevante históricamente hablando es que en el piramidión de Djehuty se menciona a un soberano, en concreto a Mentuhotep II, posiblemente porque nuestro personaje estaría adscrito al culto funerario de este rey. Se trata de un dato muy sugerente. Aunque conocemos muy mal la evolución política del principado tebano a lo largo del Segundo Período Intermedio, parece que los soberanos de la dinastía XVII manifestaron una especial atención por Deir el-Bahari y por la memoria de Mentuhotep II: sabemos que Intef V hizo una ofrenda votiva en el santuario de Mentuhotep II, y que en el entorno del templo aparecen huellas de otros soberanos de ese linaje dinástico. Además, al menos dos de los príncipes tebanos del Segundo Período Intermedio toman el nombre de Metuhotep, que dicho sea de paso no volverá a aparecer más en el protocolo faraónico. Es, pues, muy posible que los príncipes tebanos de la Dinastía XVII tuvieran un especial interés político e ideológico en vincularse con Mentuhotep II, en su calidad de reunificador de Egipto tras el paréntesis del Primer Período Intemedio y fundador del Reino Medio. Se pretendería así establecer un paralelismo de situaciones históricas, tomándose de esta forma a ese soberano como referente o modelo, con el ánimo de seguir sus pasos. Hay que señalar que Ahmosis, quien efectivamente completa la reunificación del país con la expulsión definitiva de los hiksos, y que oficialmente es entendido como el fundador de la Dinastía XVIII y del Reino Nuevo, quedará en la memoria histórica de los egipcios asimilado a otros gloriosos iniciadores de períodos brillantes de su historia, como Menes o Mentuhotep II, precisamente. Y no deja de ser curioso que en el protocolo real de Ahmosis hay ciertos paralelos con el de Mentuhotep II que refuerzan la hipótesis que estamos exponiendo.

En conclusión, los monumentos de Djehuty, Comisionado de Hierakómpolis, tienen un indudable interés para la época de tránsito entre las dinastías XVII y XVIII. Por otra parte, la presencia de un piramidión a su nombre en el área del templo de Mentuhotep II no tiene por qué significar que su tumba se encontrara cerca. Primero, porque no hay tumbas de finales de la dinastía XVII o inicios de la XVIII en Deir el-Bahari, y además porque sabemos que un piramidión puede en ocasiones depositarse en un santuario como exvoto personal, no estando en este caso necesariamente relacionado con un monumento funerario. Desde nuestro punto de vista, lo más seguro es que la tumba de Djehuty, Comisionado de Hierakómpolis, estuviera en Dra Abu el-Naga, donde aparecen las dos bases de estatua antes citadas, entre las de los reyes y cortesanos contemporáneos suyos, y que en principio no hay indicios claros de que este personaje, al que a priori podríamos adjudicar un origen y extracción tebanos, tuviera algún tipo de parentesco o vínculo con su homónimo enterrado en la TT 11.