Uno de los elementos más característicos de los ajuares funerarios son las figurillas que representan a un personaje de pie, momificado, ataviado con útiles agrícolas y, en la mayoría de los casos, con una inscripción. Se conocen como “ushebtis”, término que se populariza a partir del Tercer Período Intermedio hasta Época Baja, aunque el término más correcto sería “shabtis” ya que es el que se mantiene en constante uso desde Reino Medio hasta Época Tardía.
Los egipcios concebían el mundo del Más Allá como una réplica del mundo donde vivían, donde disfrutarían igualmente de la compañía de su familia y sus allegados, de las atenciones de sus sirvientes y de sus posesiones. La Otra Vida era, en definitiva, un reflejo de los mejores aspectos de sus vidas cotidianas.
Ya desde el Reino Antiguo se incluyeron en las tumbas dos elementos que constituyen los precedentes, al menos conceptuales, de las figurillas funerarias: por un lado, las estatuas Ka del difunto, depositarias de la fuerza vital que garantizaban la nueva vida, y, por otro, figuras de caliza que representaban al personal doméstico realizando algún tipo de trabajo.
En el Reino Medio, ante el fuerte impacto de las concepciones osirianas en las creencias mortuorias, el aspecto de las estatuas del difunto cambia haciéndose éste representar a imagen de Osiris, es decir, como un dios momificado. Por otro lado, los modelos individuales de los sirivientes pasan a formar parte de composiciones más complejas, generalmente en madera, que representan las actividades profesionales como panaderías, cervecerías, carnícerías, etc. Cuando estás maquetas desaparecen como elemento del ajuar funerario aparecen los primeros ejemplos de servidores funerarios. Es muy probable que las nuevas figuras incorporaran formalmente el aspecto de la estatua osiriana del difunto y la función desempeñada por los modelos del personal doméstico.
En el Reino Nuevo, el Más Allá se concebía como un espacio agrícola fértil (Libro de los Muertos 110), de abundantes cosechas (LM 109), que obviamente requería un importante esfuerzo físico para su mantenimiento. El difunto marchaba a este paraíso acompañado de sus servidores para que le suplantaran en el trabajo agrícola, y de ahí que uno de los elementos más importantes de su ajuar funerario sean figurillas momiformes, con los brazos cruzados sobre el pecho y ataviados con útiles agrícolas como azadas y picos, bolsas de grano y jarros de agua (LM 166 de Pleyte). En este período se producen tipos muy variados según las herramientas portadas y la forma de cargarlas.
A partir de la Dinastía XXI, el número de servidores aumenta considerablemente, incluyéndose una figurilla por día del año y una figurilla-capataz por cada diez trabajadores. El shabti capataz, cuya presencia se remonta a finales del Reino Nuevo, se distingue por su falda de frente pronunciado, por la fusta que apoya sobre el hombro mientras el otro brazo cae extendido junto al costado, y por su actitud de marcha. En la Dinastía XXVI se abandona la distinción entre shabtis “trabajadores” y “capataz”, imponiéndose una forma estándar, momiforme, con larga barba trenzada, azada y piqueta en las manos y una bolsa pequeña para el grano sobre un hombro. La producción de las figurillas funerarias continuó hasta la Dinastía XXX.
Los shabtis estuvieron sujetos a una evolución tanto formal como conceptual, aunque los cambios no siempre resultan evidentes. Los elementos básicos que proporcionan información para datar los shabtis son el aspecto físico, el tipo de útiles portado y la inscripción. Este último elemento, ubicado en la parte inferior del cuerpo, delante o entorno a las piernas, es determinante, ya que marca la diferencia entre estos servidores funerarios y otras figuras momiformes. La inscripción es, a la vez, un conjuro para hacer uso del shabti y una especie de documento jurídico que vincula al shabti con su dueño, de ahí la importancia de detallar el nombre del difunto para que la razón de ser de la figurilla sea eficaz. El texto inscrito evolucionó con el tiempo, surgiendo fórmulas nuevas o variantes de otras más antiguas.
La fórmula del shabti aparece en Reino Medio, en el Conjuro 472 de los Textos de los Sarcófagos. En Reino Nuevo, este texto queda recogido como el Conjuro 6 del Libro de los Muertos, convirtiédose en la fórmula esencial que ha de acompañar a todo shabti para servir a los deseos de su propietario. De la fórmula estándar derivan versiones propias de determinados períodos (fórmulas de Amenhotep III; de Atón durante la Época de Amarna; y de Khaemmuaset hijo de Ramses II), así cómo textos independientes caracterizados por su brevedad y simpleza (fórmulas hetep di ny-swt de la Dinastía XVII; “Que sea iluminado el osiris N” durante el Reino Nuevo y Tercer Período Intermedio; “Palabras recitadas por el osiris N” de la Dinastía XIX).
El conjuro 6 del Libro de los Muertos dice así: “Recitación para hacer que un shabti realice los trabajos de N en el Otro Mundo (lit. necrópolis). Palabras recitadas por N. Él dice: Oh shabti, si el osiris N es destinado para cualquier trabajo que ha de ser realizado en el Más Allá, o una tarea desagradable (lit. obstáculo) le es impuesta allí, como un hombre en su deber, ‘¡aquí estoy!’, dirás. Si estás destinado a servir allí en cualquier momento, a cultivar los campos, a irrigar las riberas, a transportar arena de este a oeste y viceversa, ‘¡aquí estoy!’, dirás”.
Durante las campañas 2002-2005, en los patios de las tumbas TT 11, TT 12 y -399-, se han hallado numerosos shabtis de muy diversos tipos y calidades, unos aislados y otros en depósitos. Puesto que los trabajos hasta ahora llevados a cabo en el yacimiento se han centrado en el exterior de las tumbas, los shabtis aparecen descontextualizados, consecuencia de los saqueos antiguos y modernos. Por ello, de momento nos resulta difícil formular alguna hipótesis sobre su origen. Sí es interesante destacar que aún no se ha hallado ningún shabti de Djehuty o de Hery, propietarios de las tumbas TT 11 y TT 12 respectivamente, lo que nos permite mantener la esperanza de hallarlos en el interior, como parte del ajuar original.
Los siguientes shabtis constituyen una selección de los ejemplares más significativos hallados durante las cuatro primeras campañas de excavación.
Shabti tipo “Dra Abu el-Naga”
Madera; 16 x 3 x 3 cms.; Dinastía XVII.
Apareció durante la campaña del 2005 en el área sur del yacimiento, donde se ha construido un muro de contención de bloques de caliza, junto al camino del pueblo, para proteger el patio de la tumba de Djehuty de posibles derrumbes. Pieza de madera, toscamente tallada y anepigráfica. La forma humana es sólo sugerida mediante el esbozo de la cara, del abdomen y de los pies. Este tipo de shabti data de la Dinastía XVII y es propio de la necrópolis de Dra Abu el-Naga.
La instrucción final del Conjuro 472 de los Textos de los Sarcófagos especifica: “Para recitar sobre la imagen del propietario (tal y como era) sobre la tierra, realizada en madera de tamarindo y azufaifo, y colocada en la tumba de un bienaventurado”. El hecho de que estas figuras estén realizadas toscamente en madera ha servido como argumento de peso para una de las hipótesis etimológicas sobre el significado originario de dos de los términos que definen a estas figurillas: (a) shabti, palabra empleada ya en Reino Medio y que podría derivar de la palabra para “palo de madera”, y (b) shauabti, designación que surge con este ti
po de figuras de madera de la Dinastía XVII y que podría estar relacionada con el término para “madera de persea”.
Shabti anepigráfico
Madera; 21 x 5,8 x 3 cms.; finales de la Dinastía XVIII y comienzos de la Dinastía XIX.
Pieza hallada durante la campaña 2003, en el patio de la tumba -399-, cerca del muro divisorio que separa a ésta de la tumba de Hery. La figura, de tipo alargado, está tocada de una peluca tripartita, cuyos mechones delanteros son más largos que el trasero, y un sudario que le cubre las manos. Los rasgos faciales, con ojos grandes y almendrados y nariz aguileña, están tallados con delicadeza, aunque no aportan expresividad a la cara. Las orejas sobresalen de la peluca. La espalda se caracteriza por una cierta concavidad que acentúa el trasero. Los pies son anchos y algo groseros.
El shabti presenta restos de lo que parece bitumen, aunque en realidad debe ser una especie de gomalaca negra empleada a modo de barniz o de pintura negra. Durante las campañas 2004 y 2005, en la entrada de la tumba de Baki, se hallaron otros cuatro ejemplares muy parecidos, en madera con restos de barniz o pintura negra, trazos de decoración en amarillo, con brazos cubiertos por el sudario y rasgos faciales bastante acentuados. La relación tipológica con estos cuatro ejemplares es clara por lo que es posible decir que este shabti ha perdido toda la decoración original quedando la superficie desnuda y con el aspecto que debía presentar la pieza en la fase primera de su elaboración y antes de proceder a detallar en color los distintos elementos físicos, materiales y textuales.
Fragmento de shabti
Cerámica; 7,5 x 6 x 3 cms.; Dinastía XIX.
Hallado durante la campaña 2002, en la zona de la colina que queda inmediatamente por encima de la entrada original de la tumba de Djehuty, hoy cubierta por una construcción para proteger los relieves que decoran las paredes del patio.
La figura, de cuidada elaboración y gran calidad, está tocada de una peluca negra tripartita, cuyas puntas son blancas, y de la que sobresalen las orejas. Éstas, al igual que el rostro y las manos, son de color rojizo. Los rasgos faciales están delicadamente modelados y pintados: grandes ojos delineados en negro, igual que las largas cejas que los enmarcan, nariz ancha y boca pequeña de labios gruesos. Sobre el sudario blanco se superpone un collar wesekh de seis vueltas en rojo sobre fondo amarillo. Las manos, que sobresalen de la túnica, sostienen sendas azadas delineadas también en rojo. No porta ningún implemento agrícola sobre la espalda.
Shabti de la cantante de Amón Ta-aat
Madera; 18 x 6 x 4 cms.; Época Ramésida.
Hallado durnate la excavación del patio de la tumba -399-, en la campaña del 2003. La figura, de elaboración tosca, está tocada con una peluca doble negra, conocida como “peluca de los vivos” por ser igual que la que empleaban en vida. Se trata de una peluca corta, cuya masa de pelo se concentra en la espalda, salvo dos mechones con rizos que caen sobre los hombros. El rostro, de color rojizo, está bastante deteriorado aunque es posible distinguir algunos rasgos faciales delineados en negro. La ejecución poco cuidada de la cabeza le confirió una forma cuadrangular.
El shabti está ataviado con un sudario blanco del que sobresalen las manos, pintadas en color rojizo, que sostienen sendas azadas, más pequeñas de lo usual. Sobre el sudario, unas líneas rojas verticales y horizontales que se cruzan imitan los vendajes de la momia. La figura está tocada de un collar wesekh con tres bandas concéntricas en azul y verde, que imitan las cuentas, sobre fondo amarillo; el collar cubre los hombros y los brazos hasta la altura de los codos. Sobre la espalda carga un enorme canasto cuadrado, de bandas rojas y amarillas, destinado a portar las semillas que serán sembradas en el Más Allá. El canasto presenta dos manchas negras sin forma alguna en las esquinas superior izquierda e inferior derecha.
La inscripción, en tinta negra sobre fondo amarillo, recorre las piernas y termina en la punta de los pies, y está enmarcada por un par de líneas verticales negras. El texto, escrito en columna, es muy simple y consiste en el título y nombre del propietario, aunque la parte sobre los pies resulta ilegible. Destaca el tamaño del primer jeroglífico, mucho mayor que los demás signos.
Inscripción: “La cantante de Amón, Ta-aat […]”.
Shabtis de Ta-nakht(et)-her-Imenet-n(y)-Khonsu
Madera; (A): 17,8 x 5,2 x 2,8 cms.; (B): 20 x 6 x 3 cms.; Época Ramésida.
Dos figuras halladas durante la campaña 2005 en la zona norte del yacimiento, a la entrada de la tumba identificada como perteneciente a Baki. Ambas piezas son de madera policromada y con una inscripción vertical. Su estado de conservación es relativamente bueno, ya que tanto el texto como los principales elementos físicos y materiales aún son distinguibles, aunque la superficie de las piezas está dañada con fracturas en la madera, alguna picadura de insecto y pérdida de color.
Los dos shabtis están tocados de una peluca negra tripartita, con los mechones delanteros más cortos que la masa de pelo que cae sobre la espalda. El sudario, de color blanco, cubre los brazos pero deja al descubierto las manos, sin talla y pintadas en color rojizo, que sostienen sendas azadas. Ambas figuras debían estar adornadas con el collar wesekh, pero sólo en una de ellas se distinguen algunos trazos. Sobre la espalda cargan el canasto cuadrangular para llevar las semillas, así como dos pequeños jarros que penden de un yugo sobre los hombros y que están destinados a portar el agua para regar los campos.
Las inscripciones en ambos shabtis descienden por las piernas hasta los pies, estando el texto inscrito en tinta negra sobre fondo amarillo y delimitado por sendas líneas rojas. Que los dos shabtis pertenecen al mismo individuo queda claro por la inscripción; sin embargo, los textos no son iguales ya que en el shabti de menor tamaño (A) se omite un título incluido en la otra pieza.
Inscripción: (Shabti A)“Que sea iluminado el osiris Ta-nakht(et)-her-Imenet-n(y)-Khonsu”; (Shabti B) “Que sea iluminado el osiris, el siervo, Ta-nakht(et)-her-Imenet-n(y)-Khonsu”
Shabti con inscripción
Madera; 18 x 4 x 3 cms.; Época Ramésida.
Hallado durante la campaña del 2005, en el relleno de la entrada de una tumba descubierta en el patio de Hery y que se abre por debajo del nivel del suelo. La figura es de madera policromada y con una inscripción vertical. Gran parte del color ha desaparecido, sobre todo el sudario y el collar, quedando al descubierto en la parte trasera un nudo propio de la madera.
El shabti está tocado de una peluca negra tripartita, con los mechones delanteros más cortos, que enmarca el rostro, de color rojizo, cuyos rasgos han sido delineados en negro. El sudario blanco ha desaparecido casi por completo, y del collar wesekh sólo quedan trazos azules. Las manos, pintadas de color rojizo, sobresalen del sudario y probablemente sostenían las azadas de las que no queda rastro alguno.
La inscripción, en tinta negra sobre fondo amarillo, está dispuesta en una columna, delimitada por líneas rojas, sobre las piernas. La típica fórmula “Que sea iluminado el osiris N” es sustituida por “Palabras recitadas por el osiris N”, expresión que se populariza en la Dinastía XIX.
Inscripción: “Palabras recitadas por Osiris, señor de eternidad y gobernante de [los vivos]”
Dos fragmentos de shabtis de Pa-kharu
Fayenza blanca; (A): 6 cms.; (B): 4 cms.; (C): 3,6 cms.; Dinastía XX.
Los fragmentos fueron hallados en campañas y zonas diferentes de la excavación, uno en el 2002 en el patio de Djehuty y el otro en el 2003 en el relleno de la puerta de la tumba -399-.
Se trata de piezas de fayenza blanca y corresponden a la parte inferior de la figura, donde discurre en vertical la inscripción, realizada en tinta negra y delimitada por sendas líneas. La pieza (A) conserva casi todo el texto, mientras que el fragmento (B), mucho más pequeño, solo presenta el final del texto. Ambas inscripciones se complementan haciendo posible reconstruir con exactitud la fórmula. Inscripción: “Que sea iluminado el osiris Pakharu”
Cabe señalar que la disposición de los signos finales del nombre no se corresponden en las dos piezas: en (A) el complemento fonético de /rw/ precede al signo; en (B) el signo del león se antepone al jeroglífico para la /r/. Por otro lado, el nombre no va seguido del usual epíteto “justificado”, sino de un determinativo muy popular en Reino Nuevo que representa a un individuo sentado y sosteniendo un flagelo, el cual añade esta connotación al nombre del personaje.
Durante la campaña del 2005 se halló en el patio de la tumba TT 12 un tercer fragmento de fayenza blanca que corresponde al tronco de un shabti. La pieza presenta la parte inferior de la peluca tripartita, un collar wesekh de cinco vueltas y los brazos cruzados sobre el pecho sosteniendo sendas azadas. Todos los detalles están delineados en negro. Este fragmento parece encajar con la pieza (A). Resulta llamativo que fragmentos de una misma pieza puedan aparecer tan dispersos en el tiepo y en el espacio.
Shabtis de Nes-Khonsu
Barro secado al sol; 9,5 x 3,5 x 3,5 cms. (medidas del ejemplar más completo); Tercer Período Intermedio.
Figurillas realizadas en moldes con barro secado al sol, pintados en ocre y con inscripción. Los shabtis de este grupo fueron hallados dispersos, especialmente en el patio de la tumba de Hery, y son muy numerosos. El estado de conservación de estos shabtis es variado, algunos han aparecido prácticamente enteros mientras que de otros tan sólo han sobrevivido fragmentos. Son piezas realizadas en molde de una sola valva, de ahí la uniformidad frontal, las espaldas planas y los pies toscos.
En líneas generales, los shabtis están recubiertos de un característico color ocre, y delineados en negro los principales rasgos faciales y materiales, así como la inscripción. Las figuras están tocadas de una peluca tripartita, de la que sólo son evidentes los dos mechones delanteros, con la característica banda seshed, que se anuda con una lazada en la parte trasera de la cabeza dejando caer los extremos de la cinta sobre la espalda. Teóricamente, ven ataviados con un sudario que sólo se intuye, con los brazos, bien modelados, cruzados sobre el pecho, izquierdo sobre derecho, y sosteniendo sendas azadas. En la espalda portan una canasta de forma trapezoidal o rectangular rellena con un diseño reticular.
La inscripción es vertical y sin líneas que la enmarquen, lo que explicaría la heterogeneidad en cuanto al tamaño y disposición de los signos. El texto reproduce la fórmula más sencilla para la identificación del propietario: “El osiris Nes-Khonsu”.
Depósito de shabtis
Barro secado al sol; 10 x 3 cms.; Tercer Período Intermedio.
Grupo de shabtis realizados en barro crudo y en molde abierto, con trazos de pintura azul que les recubría imitando la fayenza. El estado de conservación es bastante pobre, principalmente debido a la materia prima, no quedando indicación alguna de rasgos faciales, materiales o textuales. Se han hallado gran cantidad de este tipo de shabti de barro durante las campañas 2002-2005.
El conjunto seleccionado está formado por diez shabtis “trabajadores” y un shabti “capataz”. A partir del Tercer Período Intermedio aumentaron notablemente el número de shabtis depositados en las tumbas, llegando a haber uno por cada día del año y un “capataz” por cada diez “trabajadores”. Los primeros mantienen el aspecto momiforme y portan las usuales azadas para los trabajos agrícolas a los que están destinados. El shabti “capataz” se distingue por su falda con parte frontal pronunciada y por llevar el brazo izquierdo extendido junto al costado y el derecho flexionado sobre el vientre. Generalmente llevan una fusta que les sirve para dirigir a la cuadrilla de trabajadores, elemento que no se distingue en el “capataz” de este conjunto.
Molde de shabti
Barro cocido; Época Tardía.
Fragmento de molde para shabti con peluca tripartita, de mechones delanteros delgados, y azadas sobre los hombros. Los rasgos faciales están delicadamente detallados. Desde finales de Reino Nuevo y hasta Época Tardía se incrementó notablemente la producción de shabtis en serie realizados con este tipo de moldes.