La excavación de la tumba de la dinastía XI llevaba varios días parada por problemas con el muro de adobe del patio de Djehuty. Después de haber excavado el pasillo central y una cámara a la derecha, donde estaba el pozo inacabado y tocando el techo estaba el ataúd de Iqer, ahora tratábamos de excavar una cámara que todo parece indicar se abre a la izquierda. Pero a este lado de la tumba el relleno de la supuesta cámara es mucho más endeble y nos da miedo descalzar el muro por aquí. Así, hemos decidido apear el muro primero y dejarlo todo listo para seguir el año que viene con menos riesgos para el muro. Por esta razón, decidimos ahora levantar la pequeña vasija que habíamos encontrado días atrás y que habíamos dejado en su sitio a la espera de poder excavar la nueva cámara. Es una cerámica bruñida preciosa e intacta. Estaba caída sobre un lecho de arena finísima de unos 5 centímetros, consecuencia de una gran riada que debió ocurrir poco después del enterramiento con el que está relacionada.
En el exterior, la limpieza continúa y Carlos se está torrando de lo lindo controlando la excavación por encima de la tumba de Hery. En el patio de Djehuty, Andrés sigue juntando fragmentos de relieve de dentro de la tumba. Y en el interior, en el vestíbulo, Pía e Imán han ya terminado casi de limpiar los tablones del ataúd de Iqer. Una vez limpios y rellenadas las grietas con resina y estuco, se les aplica en el exterior una fina capa de Paraloid diluido en acetona para proteger la pintura.
La excavación del pozo de la tumba intermedia que controla José Miguel nos ha dado ya alguna que otra alegría en forma de fragmentos de relieve de la pared de Hery que toca con esta tumba. Ese es el principal propósito de excavar los pozos y pequeñas galerías subterráneas que desde aquí se meten por debajo de la tumba de Hery.