Viernes. Día de descanso. Desayuno a las ocho en el patio del Marsam. Zumo de naranja, huevos fritos, magdalenas y té. Luego nos separamos en varios grupos. Andrés, Curro, Parra y Gemma han subido hasta lo alto del pico de el-Qurn. En el descenso, se han detenido en las casas de los artesanos de Deir el-Medina en lo alto de la montaña que separa el valle del Nilo del Valle de los Reyes.
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Vista del valle desde lo alto de el-Qurn
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Casas de los trabajadores de Deir el-Medina en lo alto de la montaña, en su camino hacia el Valle de los Reyes
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Santuario de la diosa serpiente Meretsegert, entre Deir el-Medina y el Valle de las Reinas
Elena y María José se fueron al templo de Seti I, para volver andando por todo Gurna, pasando por la casa que habitó Howard Carter durante la excavación de la tumba de Tutankhamon.
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A la entrada del mausoleo del Sheik Abd el-Qurna
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Parte del techo pintado de la tumba de Senenmut (TT 71)
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Uno de los monumentales pilonos del templo funerario de Ramsés III en Medinet Habu
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Casa de Howard Carter al comienzo del camino que conduce al Valle de los Reyes
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Pórtico de columnas del templo de Seti I
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Mohamed, el dueño de 'el-Ibicenco', con su inseparable pipa
Chemi, José Manuel, la “moudira” y dos amigos se fueron a visitar algunas tumbas de nobles y subieron hasta el mausoleo del Sheik Abd el-Gurna, que da nombre a toda la montaña. Luego descendieron hasta el templo funerario de la reina Hatshepsut en Dier el-Bahari, para terminar el “tour” en Medinet Habu. Después de una larga mañana de andar sin parar, la parada en “el-Ibicenco” era inevitable. Mohamed, con su singular hospitalidad, nos sirvió unas cervezas bien frías y unas patatas fritas fenomenales. Para rematar la jornada, Pía había preparado en la cocina del Marsam un salmorejo para chuparte los dedos. No nos cuidamos mal, ¿eh?