9 febrero 2003

Trabajo de campo

Farrad, el cocinero del Marsam, nos va a matar un día de estos, pues hemos llegado a comer a las cinco de la tarde. El caso es que, por suerte, los hallazgos en la excavación no dejan de sorprendernos e, inevitablemente, tenemos que ir cambiando nuestros planes para adaptarnos a las nuevas circunstancias. Hoy ha sido un gran día y, aunque con un poquillo de hambre, hemos acabado la jornada contentos y llenos de satisfacción.

¿Qué cuál es el motivo? Ni más ni menos que, para redondear los grandes hallazgos de esta campaña, hemos descubierto UNA PIRAMIDE. Como suena. Ayer, nuestra joya de arquitecto, Carlos Cabrera, el maestro de Benissa (Alicante) se fijó en que una roca de la montaña justo encima de la tumba de Hery estaba rebocada con una fina capa de enlucido. Asi que hoy nos hemos puesto manos a la obra y, en efecto, hemos ido poco a poco sacando a la luz uno de los laterales de la pirámide que coronaba la entrada de la tumba de Hery. El lado frontal de la base mide unos cinco metros, y el ángulo de las caras es de unos sesenta y cinco grados. El interior está formado por una amalgama de piedras unidas por una argamasa de color ocre rojizo. Los laterales están reforzados por adobes, y el exterior está acabado con una fina capa de enlucido.

La importancia del hallazgo es enorme. Por ejemplo, esta mañana hemos recibido la visita de Daniel Poltz, director de la misión del Instituto Arqueológico Alemán en Dra Abu el-Naga, y se ha quedado de piedra al verla. A unos cien metros de nuestra excavación él encontró el año pasado una pirámide de un rey de la dinastía XVII. Uno de los capítulos del libro que está escribiendo está dedicado a las pirámides de la antigua Tebas y, mientras contemplaba los restos de la nuestra, recordaba que la pirámide más antigua construida para la tumba de un particular era, hasta la fecha, la de Useramon, de época del rey Tutmosis III. Nuestra pirámide es unos cien años anterior, y se convierte así en la pirámide más antigua construida para una persona que no era rey. Me temo que Poltz tendrá que reescribir algunos de los párrafos de ese capítulo. Y aprovechamos esta feliz circunstancia para mandar un saludo virtual a José Miguel Parra, “piramidólogo” de pro. Ahora yo tendré que empezar a comprarme libros sobre pirámides…

Trabajo de ganinete

Ayer recibimos un telegrama que nos llenó de satisfacción a todos. Nada más y nada menos que el Secretario de Estado de Cultura, Luis Alberto de Cuenca, nos escribía: “Entusiasmado ante los nuevos hallazgos de Luxor…” Desde aquí, muchas gracias. Se aprecia el detalle. Todo un premio.

Junto a la pirámide han aparecido un gran número de fragmentos de cerámica, que María José ha comenzado a dibujar y ha estudiar concienzudamente.

Montse, por su parte, ha conseguido algo extraordinario. Consolidando un ostracon, es decir, un fragmento de cerámica con un texto escrito en letra cursiva (“hierático”), le vino a la mente otro ostracon que hallamos hace dos semanas. Buscamos en las cajas de materiales y, efectivamente, los dos fragmentos casan. Ahora tenemos un texto hierático de tamaño muy considerable para estudiar bien.

En fin, para terminar el resumen del día, comentar que Carlos ha instalado en el exterior unas trampas para insectos con el fin de conocer mejor que tipo de fauna merodea por fuera de la tumba, y así completar el estudio de la fauna del interior (ayer pusimos las de dentro). Todo esto es consecuencia de nuestras reuniones en Madrid con Isabel Izquierdo, Directora del Departamento de Entomología del Museo de Ciencias Naturales. Desde aquí, un recuerdo para ella.

Mañana regresa a España José Miguel Serrano. La pirámide ha sido un broche de oro para su despedida de la excavación. Las cervecitas que nos vamos a tomar en su honor, en una terraza detrás del templo de Luxor, nos van a saber a gloria.