Por fin el trabajo de restauración con la Dama Blanca ha llegado a su fin. Ha quedado impecable. Ahora ya está lista para ser embalada y viajar al Museo de El Cairo para la exposición que se inaugurará a principios de abril sobre las excavaciones españolas en Egipto. Antes de meter el ataúd en su caja, Parra ha sacado unas fotos cenitales subiéndose a las estanterías del almacén de antigüedades. A partir de hoy Ahmed Bahdady e Imán nos ayudarán con la restauración de las paredes de la tumba de Djehuty y con la limpieza y con el ataúd de Iqer.
La limpieza del exterior del yacimiento avanza tan rápido que ya no se reconoce el lugar. Los trabajadores, a pesar del calor, se están empleando a fondo y ya se ven los frutos. Carlos está teniendo dificultades en la excavación por encima de la tumba de Hery, y hoy ha tenido que ampliar la zona porque el terreno está tan suelto que se viene abajo el perfil.Dentro de las tumbas, el pozo que supervisa José Miguel en la tumba intermedia se divide en dos partes que comunican con sendas galerías que se meten por debajo de la tumba de Hery. Una de ellas es la galería a la que también se accede desde el agujero que hay en el pasillo de la tumba de Hery. Todo Dra Abu el-Naga, pero particularmente la tumba intermedia –399– es un verdadero queso gruyere, lleno de galerías que se comunican entre sí.
Por la tarde, un grupo del equipo hemos ido a la casa del “niño del té”, que ya no es tan niño y ya no sirve el té. Mohamed Bolbol cumple diecisiete añazos. Su casa fue derruida hace un par de años y ahora él y su familia viven en New Gurna, a unos tres kilómetros. Mohamed ahora trabaja con nosotros, pero como uno más. Su familia sigue siendo tan encantadora y hospitalaria como siempre, al igual que todos sus vecinos, antiguos vecinos nuestros en Dra Abu el-Naga.