Trabajo de campo
El trabajo de excavación se ha concentrado sobre todo delante de la tumba que se encuentra entre la de Djehuty y la de Hery. Todavía no sabemos con certeza el nombre de su propietario. Tal vez el estudio de los conos funerarios hallados en este área nos permita aventurar su identidad. Hoy hemos hallado diez, la mayoría de ellos de la supervisora de las mujeres nobles y jefa de los sirvientes Ahmose, hija de la jefa de los sirvientes Ahhotep.
El jueves pasado alcanzamos la parte superior de la puerta desde el exterior, mientras que desde dentro la bloqueabamos con piedras y cemento para evitar la entrada de visitantes nocturnos no deseados. Hoy hemos descubierto junto a la puerta de entrada una estela tallada en la roca de la montaña que hace de fachada de la tumba. Por desgracia la estela esta fragmentada, aunque se distingue perfectamente la figura de un hombre de pie, en actitud orante, frente a Osiris, Hathor y una segunda diosa cuya identidad dilucidaremos los próximos días.
En esta pequeña sección, delimitada a ambos lados por uno de los muros laterales de la tumba de Djehuty y de Hery respectivamente, han aparecido varios rostros de sarcófago de madera de época tardía, en un estado de conservación bastante pobre. Junto a ellos, tablones policromados, lino, cuentas de fayenza, cerámica, etc.
Trabajo de gabinete
Durante el descanso de media mañana, entre diez y diez y media, hemos ido todos a conocer el trabajo arqueológico de la misión belga en Sheikh Abd el-Qurna. El director, Roland Tefnin, y su ayudante, Laurent Bavay han ejercido de anfitriones y nos han explicado los detalles de las tumbas de su concesión. Por un lado están excavando la tumba de Amenemope, visir del rey Amenofis II; a la vez están documentando epigráficamente, restaurando y consolidando la tumba de Sennefer, también de la época de Amenofis II. De hecho, ambos personajes eran primos y debieron mantener una relación muy estrecha pues cada uno de ellos incluye en su tumba la representación del otro. Las dos tumbas están decoradas con pinturas y tienen la peculiaridad de que, además de los desperfectos causados por el agua y la acción del hombre, han sufrido la acción de los egiptólogos. Por extraño que parezca, algunos de los nombres más ilustres de la egiptología de hace setenta años lavaron las paredes para poder copiar las inscripciones, lo que produjo posteriormente que el agua y el barrillo que estaba en la superficie penetrara en la capa de estuco haciendo ahora muy difícil su restauración.
Y para terminar, aunque no sea trabajo de campo, ni de gabinete, hay que mencionar que nuestro inspector, Mahmoud “Khufu”, nos ha obsequiado con un bollo casero que estaba buenísimo. El viernes había ido a visitar a su madre al pueblo y se trajo un cántaro con leche de búfala. Su mujer, que según él es una gran cocinera, preparó el bollo especialmente para nosotros. La mejor pieza de la excavación de hoy.