Hoy la actividad principal se ha trasladado al otro lado del río, al Museo de Luxor. Sí o sí teníamos que dejar hoy los catorce metros de vitrina totalmente montados para la inauguración, así que hemos trabajado sin parar. Pía, Blanca, Asmáa, Miguel Ángel y yo nos hemos multiplicado, haciendo varias cosas a la vez. Aunque en algún momento nos pareció que sería imposible, como ocurre generalmente en Egipto, hasta lo más difícil acaba ocurriendo. Creo que la vitrina ha quedado muy bonita, con piezas realmente únicas, como “la Tabla del Aprendiz”, los arcos y flechas de la dinastía 17, o las miniaturas de sarcófagos, ataúdes y momias tallados en madera o moldeados en barro durante la dinastía 17, los ramos de flores de la dinastía 21, o los pendientes de oro hallados a la entrada de la cámara sepulcral de Djehuty.
En el yacimiento, todo hay que decirlo, tampoco se ha parado ni un segundo. Nacho ha diseñado y realizado los carteles de señalización de las tumbas de Dra Abu el-Naga, desde la carretera hasta nuestro yacimiento. Ha sido muy emocionante ver los nombres de Djehuty y de Hery ya formando parte del paisaje de la necrópolis.
Sergio y Betina siguen empleándose a fondo en el estudio detallado de la gran capilla de adobe, para dilucidar su técnica y fases constructivas y, a ser posible, para determinar su cronología. Para ello, la cerámica juega un papel importante, tanto la que se encuentra en el suelo del interior de la capilla, como la que yacía sobre el suelo antes de su construcción y que quedó debajo de los primeros adobes.