7 febrero 2008

Hemos seguido descendiendo en el pozo de Djehuty y, al final de la jornada, la entrada a la cámara funeraria que descubrimos ayer se hizo más accesible. Por un hueco de unos cuarenta centímetros nos colamos dentro. La cerámica que nos habíamos encontrado en los últimos dos metros de excavación ya nos informaba que el pozo había sido reutilizado en el Tercer Periodo Intermedio o en época Saita. Efectivamente, la cámara mostraba todos los síntomas de haber sido reutilizada después del enterramiento de Djehuty. Estaba llena tierra y piedras casi hasta el techo, con algún que otro fragmento de cerámica y algún hueso en superficie. La cámara es muy grande y fue tallada, paredes y techo, con gran esmero.

En la tumba intermedia continúa el trabajo de excavación, tanto alrededor de la momia que hemos bautizado como “Nicolai”, como en el pasillo central. Hemos decidido dejar a Nicolai en su sitio hasta la llegada en un par de días de Salima Ikram, especialista en momias. La forma en que está colocado el cuerpo y el hecho de que el rostro esté descubierto, parece como si se hubiera pretendido que se viera así desde la tumba de Djehuty.

En la pared oeste del pasillo de la tumba intermedia se abre un pequeño nicho donde, en época romana, se quemaron huesos de aves, probablemente ibis. La datación se basa en la cerámica hallada dentro, de formas claramente romanas. Cada vez tenemos más testimonios de la práctica de depositar momias de ibis y halcones como exvotos dentro de las tumbas en época greco-romana.