7 febrero 2002

Trabajo de campo

El inspector ha llegado quince minutos tarde, y como es él quien tiene la llave de la tumba y es allÍ dentro donde guardamos todas los utensilios y el material de trabajo, ya nos estabamos poniendo un poco nerviosos.

Hoy hemos comenzado la jornada a lo grande, contratando ni más ni menos que a cuarenta y cinco obreros. Casi la mitad de ellos han estado trabajando en la colina, por encima de la tumba, despejando el terreno para después levantar un muro de protección; con la intención de delimitar y preservar lo más posible el exterior de la tumba.

Por lo demás, el trabajo ha continuado con normalidad en los sectores Sur y Este. Los materiales no paran de salir. Hoy hemos encontrado un cono funerario con inscripción, algunos ushebti, cuentas de fayenza y un precioso cartonaje pintado en el que aparec’a el ojo ‘wadj’. Este motivo tiene un caracter apotropaico, es decir, de protección del difunto; aparece también en numerosos amuletos. Por fin ha llegado el arquitecto. Su tarea era evaluar las condiciones de la tumba de Djehuty, en particular del techo del vestibulo de entrada. Dentro de unos dias tomaremos la decisión de como asegurar durante un año esta cubierta.

Trabajo de gabinete

En el interior de la tumba otro dia más un intenso trabajo de documentación fotográfica. Ana y José Manuel han registrado hoy las inscripciones del nicho de la cámara interior, en el que se encuentran las estatuas de Djehuty, su mujer y su madre. Este proceso resulta muy complicado puesto que la sala se encuentra colmatada de escombros casi hasta el techo.

Cada día el trabajo con los materiales nos ocupa más tiempo. Esta tarea aunque laboriosa resulta muy gratificante, puesto que las piezas una vez limpias muestran aún más su excepcional calidad.

El momento más pintoresco de la jornada ha sido ver a nuestro rais Alí un vez más en acción. Hoy era día de cobro, y se ha procedido a pagar a cada uno de nuestros trabajadores en función de su categoría: porteadores de espuertas, los que trabajan con las azadillas y los que realizan el trabajo más fino. A estos hay que añadir al aguador, al tractorista, el taxi que nos lleva y nos trae cada día y al inspector.

Vida cotidiana