El día de hoy ha sido un poco raro. El rais Alí sigue enfermo y no mejora, y a varios del equipo nos han salido algunas cosas un poco torcidas. Pero esto es normal y hay que saber reponerse a las adversidades y no decaer. Se corrigen los errores, se solucionan los problemas y se continúa hacia adelante. La excavación por encima de la tumba de Hery está resultando más complicada de lo que esperábamos, pues la ladera de la colina está compuesta por piedras sueltas y tierra, y se hace muy difícil aterrazar la pendiente. Carlos, con sus dos equipos, liderados por Ali y por Nadjar, buscan tenazmente la roca, el “gebel”, donde puedan estabilizarse la terrera o donde poder apoyar un muro de contención, pero no hay forma, pues el perfil de la colina ha sufrido tantos cortes en el pasado que su forma es totalmente irregular e impredecible. Pero no nos rendiremos y mañana volveremos cargados de energía y esperanzas. Al mismo tiempo, mañana comenzaremos a excavar dentro de la cámara interna de la tumba de Hery, moviendo los escombros desde dentro como hicimos hace años en la tumba de Djehuty.
Nieves, Andrés y Joan han seguido trabajando con la segunda inscripción autobiográfica de Djehuty, la de la sala transversal, colocando bloques en el agujero que comunica con la tumba –399–. Mientras, Pía sigue con el ataúd de Iqer, y junto a ella, Curro y Angie trabajan con los materiales. En la jaima grande, Roxie limpia y estudia huesos y huesos de enterramientos excavados en campañas anteriores, y junto a ellas las ceramistas dibujan sin descanso.
El día ha terminado de forma espectacular, pues a la una de la tarde hemos ido a visitar la tumba de Nakhtmin (TT 87) y la tumba de Amenemhat (TT 82). Este último fue el escriba asistente del visir Useramón (su tumba la visitamos la semana pasada), al final del reinado de Tutmosis III. Amenemhat se construyó una tumba en lo alto de la colina de Qurna, de grandes dimensiones y decorada con pinturas preciosas, que conservan muy vivos los colores y las escenas incluyen detalles muy originales. Pero lo mejor de todo es que, igual que años antes nuestro Djehuty, decoró las paredes de su cámara sepulcral con pasajes del Libro de los Muertos y Textos de las Pirámides. La suerte fue encontrarnos una escalera de madera colocada en el pozo. Después de asegurarnos que estaba en buen estado, Chemi y el mudir descendieron al fondo del pozo y accedieron a la cámara. Al estar situada en lo alto de la colina, no hay humedad, ni sales, y la pintura se conserva en perfecto estado, como si los textos se hubieran escrito ayer.