6 febrero 2002

Trabajo de campo

Hemos completado las cuadrículas de la parte exterior de la tumba de Djehuty, que forma un rectángulo de 20 x 14 metros. Los obreros han seguido limpiando y rebajando el terraplén que cae hacia la entrada.

Hoy hemos recogido una gran cantidad de tejido de lino, numerosas cuentas de collar de fayenza, una cabeza también de fayenza, fragmentos de «ushebti» y de conos funerarios.

El momento más intenso ha sido cuando se ha ido sacando a la luz, con la ayuda de una pequeña brocha, los pies de la tapa de un sarcófago de madera. Se ha recogido cuidadosamente lo que había de interés en su interior, semillas, trozos de madera carbonizados, restos de cerámica y huesos, con el fin de analizarlos en el futuro.

Una vez liberado de la tierra, lo transportamos al interior de la tumba de Djehuty. Con un pincel fuimos quitando poco a poco el polvo que cubría su exterior y, en pocos minutos, pudimos leer su inscripción pintada en un ocre amarillento: «el Osiris Ka-ankh, justificado de voz».

Ana sacó las fotos y, después, Alicia y Antonio estuvieron tratándolo con consolidantes (Paraloid con Xileno) y vendándolo con gasas. Cuando mañana esté ya seco, se rellenará su interior con plastazote y se guardará en un lugar seguro para que el año que viene los restauradores puedan completar la tarea.

Trabajo de gabinete

Mohamed el-Bialy ha estado con nosotros durante casi una hora. Hemos estado discutiendo sobre cómo levantar un pequeño muro de piedra por encima de la tumba de Djehuty para evitar que durante el resto del año caiga basura desde lo alto de la colina hasta el yacimiento.

Contrataremos a más obreros para que despejen la zona de tierra y cascotes, y a un cantero que vaya tallando las piedras que servirán de base para el muro.

La cantidad de materiales que hemos sacado de la limpieza del exterior es tal, que tenemos que habilitar un lugar amplio dentro de la tumba para almacenar las cajas. Hemos decidido utilizar como almacén provisional el ala Sur de la sala transversal de la tumba de Djehuty, pues es la que conserva menos relieves.

Antes tendremos que tapar con un grueso tablón el foso de cinco metros de profundidad que se abre en el suelo. Ana ha continuado sacando fotos en el vestíbulo de la tumba de Djehuty. Para ello, ha utilizado una ventana de iluminación y sobre una de nuestras mesas ha desplegado su completo equipo fotográfico.

Cuando Mohamed el-Bialy la vio en acción, le salió del alma: «ÁVery professional!». Su trabajo, por desgracia, tuvo que interrumpirse poco después por un corte de luz en toda la zona. Mañana será otro día.

Vida cotidiana