La cámara sepulcral del pozo que excavan David, Gamal y Ana ha llegado casi a su fin. Ahora toca documentarla bien con el escáner y con fotogrametría, dejando la base del ataúd y las dos jarras de cerveza en su sitio. Bien es verdad que esperábamos que los últimos centímetros de tierra nos ofrecerían alguna sorpresa interesante, como algún trozo más de la estela que el año pasado fuimos encontrando aquí a trozos, o alguna figurilla de madera más de la maqueta de barco, elemento característico de los equipamientos funerarios de la dinastía XII. Pero bueno, no hay que olvidar que, a pesar de haber sido saqueado en época antigua, este pozo nos ha proporcionado piezas muy interesantes de la cultura material del Reino Medio.
En la superficie, los tres equipos de José Miguel avanzan a muy buen ritmo. La zona todavía no es muy prometedora, pues quedan más de cuatro metros para descender hasta el nivel de la capilla de adobe y del ataúd de la dinastía XVII que hallamos el año pasado. Pero es cuestión de paciencia, sabíamos de antemano que toca pasar por niveles de relleno moderno para llegar a los niveles que, en principio , habrían sido alterados sólo en época antigua. Tampoco conviene acelerar, pues es importante recoger toda la información posible, incluso testimonios sobre el uso del terreno en época moderna, pues todo ello nos ayudará a entender porqué encontramos las cosas como las encontramos, unas zonas a penas alteradas y otras casi vaciadas, limpiadas en el siglo XIX, o incluso a principios del XX.
Hoy hemos cerrado el acceso a la cámara sepulcral de Djehuty de la forma más hermética posible, pues ya hemos terminado con la documentación prevista para esta campaña. Se trata de devolverle a la sala las condiciones de temperatura y humedad lo más estables posible. Antes, retiramos el termohigrómetro y el medidor de gas radón que dejamos conectados al final de la campaña pasada. Llevamos registrando las condiciones medioambientales de las tumbas más de diez años, algo poco común en los proyectos que se llevan a cabo aquí en Luxor. Ello nos permite conocer la realidad al detalle y poder tomar decisiones con conocimiento de causa. Los visitantes que acudan a la tumba de Djehuty, por razones de seguridad, nunca tendrán acceso a la cámara sepulcral, pero eso no quita para que la tratemos de conservar en las mejores condiciones.