El trabajo en la excavación progresa en todos los frentes. En el pozo ya hemos rebasado los seis metros y medio de profundidad. El único material reseñable son fragmentos de cerámica de época Saita. En los primeros cuatro metros salieron objetos modernos, de finales del siglo XIX o principios del XX, como mazorcas de maiz, una cerradura de hierro, etc., mezclados con ushebtis de época tardía, cuentas de fayenza, linos rasgados, huesos sueltos y cartonaje pintado. Pero en los últimos dos metros y medio han desparecido tanto los unos como los otros y sólo sale algo, muy poco, de cerámica rota. Esperemos que esto sea un buen síntoma. Si el pozo funerario se ha salvado de las manos modernas y sólo ha sufrido la intrusión saita esperamos encontrar parte del equipamiento funerario de Djehuty.
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Amanecer desde el Marsam.
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Cielo de postal en el West Bank.
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Faruk, el hijo de nuestro rais, aprendiendo el oficio.
En la sala transversal de la tumba intermedia, José Miguel y su nuevo amigo, “Nicolai” continúan su “tête à tête”. Junto a él, están saliendo algunas momias de ibis quemadas, acompañadas por fragmentos de la segunda inscripción autobiográfica de Djehuty.
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Paso de la tumba de Djehuty hacia la intermedia.
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“Nicolai” espera su momento.
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Sesión fotográfica en la cata del patio de Djehuty.
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Interior colorista de la carpa.
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Carpa sobre el patio de Djehuty.
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Los tres monos.
Para poder seguir trabajando en la cata con algo más de comodidad, hemos instalado esta mañana un gran toldo colorido que hemos agradecido todos.