31 enero 2019

Siguiendo con lo de las frases míticas, una de mis favoritas es de la película Toro Salvaje, de las primeras de Robert de Niro, dirigida por Martin Scorsese en 1980, y rodada en blanco y negro. Robert de Niro ganó el Óscar interpretando al boxeador Jake LaMotta. En un momento de la película su entrenador le alecciona: “los combates no los gana quien pega más fuerte, sino quien encaja mejor los golpes”. Y esto es verdad en muchos aspectos de la vida, y también en arqueología. No siempre salen las cosas como uno espera y ha planeado, sino que a veces las cosas se complican y se tuercen. En esos momentos es fundamental conservar la calma y analizar el problema con calma. En la mayoría de las publicaciones de arqueología, se describe la excavación como una secuencia lógica de eventos y situaciones, como algo fácilmente comprensible. Pero en realidad, cuando uno está sobre el terreno y se enfrenta a la realidad, ésta suele ser todo menos sencilla. Y si uno intenta ser honesto y no caer en la tentación de simplificar o maquillar los datos, a menudo se encuentra con datos contradictorios, que no encajan unos con otros. Esto es todavía más así excavando en la necrópolis de la antigua Tebas, donde las reutilizaciones de las capillas y tumbas, y los saqueos y las excavaciones furtivas y oficiales, se han sucedido desde la antigüedad hasta prácticamente el momento presente. En este contexto, las sucesivas actividades humanas que dejan huella en sucesivos estratos, no se superponen de forma regular, sino que muy a menudo irrumpen en los estratos anteriores, pudiendo quedar separados por tan sólo unos centímetros una vasija de la dinastía XIII de un objeto moderno. Por ello, es importante no sólo atender a los estratos, sino dividir los sectores y zonas de excavación en sub-áreas y estar muy atentos a las posibles intrusiones.

La arqueología requiere necesariamente de mucha paciencia, y conviene tener siempre bien presente que ir despacio acaba dando sus frutos, pues lo que buscamos es información, y la información más significativa se encuentra en los detalles. Por ello, siempre ocurre que la primera mitad de las campañas suele ser más monótona y los hallazgos más relevantes suelen suceder hacia el final de la campaña. Además de la paciencia, otras dos cualidades debe desarrollar un arqueólogo: la capacidad de observación y la capacidad de relacionar detalles u objetos aparentemente sin conexión entre sí por la distancia o el tiempo que les separa.

Bueno, hoy es jueves día de paga y comienzo del corto fin de semana que practicamos durante la excavación. Tenemos contratados a ochenta trabajadores y a otros veinte que prestan distintos servicios, como el aguador, el electricista, el conductor del tractor que se lleva los escombros, los dos coches, los vigilantes. La logística es una parte muy importante para la buena marcha de la excavación, y es una suerte contar con la ayuda del rais Ali y del contable Nadi.