31 enero 2007

Salima y el «moudir» volvieron a meterse hoy en la galería de las momias de ibis y halcones para confirmar algunas medidas y volver a tomar notas. La galería la forman tres salas unidas entre si y formando una «L». Cada una de ellas mide aproximadamente tres por tres metros. El espacio para moverse no supera el medio metro de altura. A pesar de que una de las salas tiene un agujero en el techo por el que caen adobes, piedras y momias, dedujimos que los ibis y halcones habían sido introducidos en las salas por el mismo agujero que habíamos utilizado nosotros para entrar, es decir, por el agujero de la cámara sepulcral del pozo funerario de la tumba intermedia. La mayoría de las momias están tremendamente ennegrecidas, pero no por haber sido quemadas, sino por la gran cantidad de bitumen con que han sido impregnadas. Algunos «paquetes» tienen más de un animal. Después, al desenvolver uno de ellos, hallamos una pequeña inscripción en demótico, con un signo «ankh» (= vida) en medio.

Para completar la jornada, Salima, María José y Elena, han estado revisando un depósito de momificación que hallamos el año pasado durante la excavación del patio de Djehuty. Los saquitos de natrón iban acompañados de mucha cerámica de época Saita y telas de lino. Al desdoblar una de ellas descubrimos una pequeña inscripción en tinta roja. Sólo se podían leer los primeros signos de la única columna escrita, «El Horus de Tebas…»

Por lo demás, la excavación a continuado en los otros frentes abiertos. Por encima de la fachada de las tumbas apareció una gran vasija de tipología de la dinastía XVIII. En uno de los pozos, Kamal ha comenzado a excavar la segunda cámara sepulcral. Y en el otro pozo, Ibrahim ha dejado totalmente descubierta la entrada a una de las cámaras, y ya se puede uno asomara al interior de la segunda.

Andrés trabaja intensamente con los fragmentos de relieve y ya ha conseguido unir varios provenientes de la capilla de Djehuty e incluso reubicarlos en su lugar original. Las perspectivas son buenas, pues vamos a poder restaurar muchas de las lagunas que hoy tienen las escenas talladas en las paredes. La capilla de Djehuty, como presumíamos, es una verdadera joya. Las estatuas, a pesar de haber sufrido una fuerte «damanatio», tienen un encanto especial, romántico.