Trabajo de gabinete
Los planes para el día de fiesta de hoy se perfilaron ya ayer por la noche. Dos actividades fundamentales, el grupo que iba a pegarse un madrugón considerable y el que optaba por un turismo un poco más convencional. Este segundo, compuesto por Luis, Montse, Alicia y Óscar decidió ayer hacer una pequeña sesión de cine. A la propuesta se unieron Encarna, Maite y Caco en su última noche. Un ordenador, un cañón de video, una sabana-pantalla y como propuesta “La boda del Monzón”
Por la mañana desayuno a las nueve y después visita al Valle Occidental para ver la tumba de Ay, con la enorme suerte de que no había ni un solo turista. Luego, ya en el valle de los Reyes visitamos cuatro tumbas. Luis, el restaurador no paró de tomar apuntes sobre los distintos trabajos que se han hecho con la pintura y el relieve de restitución, reintegración… El taxista esperaba para llevarnos al Rameseum, allí vimos la colosal estatua tendida en el suelo, pudimos subir al pilono y disfrutar de una deliciosa vista del valle y acercarnos también a ver los almacenes del templo. Después un pequeño refrigerio y una nueva visita a la pirámide de Useramón.
El equipo más madrugador estaba en pie a las cuatro y media de la mañana. El plan consistía en llegar a Deir el-Medina y desde allí subir casi a la cima de el-Qurn para desviarse luego y ver desde arriba Deir el-Bahari y el Valle de los Reyes. Lo de la hora intempestiva se explica diciendo, que el amanecer desde la cumbre es uno de los más hermosos que puede contemplarse. La montaña tebana va cambiando de color y con ello tomando vida. El Nilo a lo lejos, el valle de un verde rotundo, el desierto… en Egipto se agotan con frecuencia las palabras que describen tanta belleza.
Pero este país nunca anda exento de aventura y el equipo compuesto por José Miguel, Curro, Ana, María José y Carlos Spottorno, tuvo hoy la suya. Cuando ya habían hecho la mitad del camino de subida apareció la policía de turismo, que pretendía hacerles bajar porque aún no eran las seis de la mañana. La amenaza de una detención lo convirtió en innegociable y el equipo cargado con numeroso material fotográfico tuvo que bajar, cuando llegaron abajo, puesto que ya era la hora conveniente, volvieron a subir, eso si, esta vez sin interrupciones. Después, las vistas y las fotos que servirán siempre de recuerdo, convierten el incidente en una anécdota.