30 enero 2016

A veces da la impresión que, llegado a una cierta edad, la vida empieza a dar una vuelta, como un “looping” y empiezas a reencontrarte con gente que hacía años que no veías, con viejos amigos. Algo parecido ha ocurrido hoy en la excavación, ha sido el día de los reencuentros. En la excavación de la tumba que queda por encima de la de Djehuty, cuyo suelo está roto y hace que las dos salas más internas se conecten en vertical, hemos hallado hoy tres fragmentos que proceden de la sala más interna de Djehuty. Las paredes las terminó de restaurar Nieves en la campaña de 2014 y no esperábamos encontrar ya más fragmentos, y mucho menos excavando en un nivel más alto en la falda de la colina. Pero está visto que Egipto debe ser uno de los pocos lugares en el que las cosas ruedan para arriba… Los tres fragmentos encajan perfectamente en tres huecos de las escenas que describen el funeral de Djehuty. ¡Genial! Carlos estaba que daba saltos.

Con estos tres fragmentos se descorchó la botella de champan, porque poco tiempo después José Miguel, excavando con Yuma en un pozo por detrás dela capilla de adobe de Intefmose, halló un gran bloque procedente de la escena de la Apertura de la Boca del pasillo de la tumba de Djehuty. También este encaja perfectamente en su sitio. Otro reencuentro inesperado y muy de agradecer. Por si esto fuera poco, Curro, haciendo revisión con Pía de materiales hallados en las primeras campañas se ha tropezado con un pequeño fragmento de arenisca que rápidamente ha sabido asociar al gran dintel del príncipe Intefmose adorando a la diosa Hathor, señora de la necrópolis. El fragmentito incluye las piernas y el extremo inferior de cetro-was de un rey divinizado que, muy probablemente, se trate del Montuhotep Nebhepetra. Una aportación significativa a una pieza de gran valor histórico.

Cuando los amigos reaparecen en tu vida, después de un tiempo de ausencia, y reavivas experiencias vividas, te das cuenta de que el paso del tiempo ha añadido valor a la relación y la disfrutas casi más que antes. Djehuty se resiste a quedar relegado a un segundo plano y reclama, con argumentos, nuestra atención. Pero el príncipe Intefmose y sus colegas, que aparecieron hace menos tiempo en nuestras vidas, todavía no han dicho la última palabra y se esfuerzan por mantener el interés de nuestro diálogo con ellos. Un día de reencuentros.