30 enero 2002

Trabajo de campo

Todos juntos en el Marsam

Nos reunimos para desayunar en el Hotel Marsam a las ocho de la mañana…

¡Por fin todos juntos otra vez! Tras comentar nuestras respectivas anécdotas de El Cairo y de Luxor, nos pusimos rápidamente en marcha, con todo el día por delante. Como el Jueves y el Viernes son días de fiesta en Egipto, el trabajo en la tumba no empezará hasta el Sábado. Así lo hemos acordado con Mohamed el-Bialy. No importa, todavía quedan trámites y compras que realizar.

Entregamos el permiso de la policía obtenido en El Cairo a Ibrahim Suleiman, que se encontraba en la oficina de los inspectores de la orilla oeste. Desde allí fuimos a ver al Jefe de Antigüedades de Luxor, Dr. Iahia Masri. Su oficina se encuentra en la otra orilla del río, junto al Museo. Nos pasamos con él un par de horas, bebimos un té, conseguimos su firma y un pase para que los miembros del equipo podamos visitar los monumentos de la zona en los ratos libres (¡Cuando los haya!).

Después de comer, fuimos a Dra Abu el-Naga, para ver por fuera la tumba y sus alrededores. Discutimos sobre las peculiaridades del terreno y por dónde comenzar los trabajos de limpieza del exterior. La entrada a la tumba se encuentra en una hondonada y, lógicamente, ha acumulado todo tipo de basura de las casas vecinas.

Nos acercamos a visitar las tumbas de Roy y de Saroy (TT 255 y 13 respectivamente), en Dra Abu el-Naga, abiertas al público desde hace pocos meses, La primera pertenece a la dinastía XVIII y la segunda a la época ramsida. Son de un tamaño mucho menor que la que nosotros tenemos entre manos y, por otro lado, no están decoradas con relieves, sino con pinturas, recreando diferentes motivos de carácter funerario.

Cayendo ya la tarde, comenzamos a andar desde allí hacia Deir el-Bahari. Nos separamos de la carretera para adentrarnos por la necrópolis de Asasif. Pasamos junto a la casa de Winlock, donde se hospedó la misión del Metropolitan Museum of Art que tantos descubrimientos fabulosos realizó en Deir el-Bahari a comienzos del siglo XX. Subimos la colina de Khokha, pasamos a Qurna y alcanzamos una de las tumbas de Senmut (TT 71), el oficial más influyente durante el reinado de Hatshepsut. A pesar de estar muy expuesta a las inclemencias del tiempo, todavía conserva en diversos lugares resplandecientes restos de policromía. La persecución que sufrió su memoria cuando cayó en descracia no ha impedido que su nombre pueda intuirse debajo de las rascaduras malintencionadas. Desde allí arriba nos asomamos al Rameseum para ver desde lo alto como los últimos rayos de sol acariciaban sus columnas, tiñéndolas tenuemente de naranja.

Trabajo de gabinete

La cena no pone punto final a la jornada, sino que es sólo un descanso. Seguimos trabajando con los ordenadores hasta más de la una, tratando las imágenes grabadas por la cámara de fotos digital y por la de video, y escribiendo una página más del diario.

Vida cotidiana