Hoy, viernes, nos hemos ido todos de excursión a visitar el templo de Dendera, que está a una hora en coche hacia el norte. El templo está dedicado a la diosa Hathor y fue construido por los últimos reyes de la dinastía de Ptolomeo y bajo los emperadores romanos, aunque hubo un primer templo en el Reino Antiguo, unos dos mil quinientos años antes.
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Figura del dios Bes.
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El dios Khnum moldea al niño-dios que ha de nacer, en el “mamisi” de Nectanebo I.
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Detalle de la iglesia copta del siglo V, levantada junto al mamisi de Nectanebo y de Augusto.
En el reinado de Nectanebo I se construyó un “mamisi”, es decir, un edificio independiente para celebrar la concepción y nacimiento anual del hijo de Hathor y el dios Horus de Edfu. Las escenas se asemejan enormemente a las que describen en nacimiento divino de la reina Hatshepsut en su templo de Deir el-Bahari. Aquí se trata del nacimiento del niño dios, llamdo Ihy, que se repite todos los años.
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Sala hipóstila con capiteles reproduciendo la efigie de la diosa Hathor.
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Las columnas conservan la policromía original de forma espectacular.
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Vista de parte del techo de la sala hipóstila.
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En el techo se representan constelaciones, signos del zodiaco y escenas mitológicas celestiales.
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Vista de la cripta: un estrecho pasillo subterráneo con las paredes decoradas en relieve.
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Detalle del faldellín decorado que luce el monarca.
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Lago sagrado junto al templo, usado en los rituales de la fiesta de Osiris.
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Nieves y Angie “jumping” sobre el techo del templo.
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Haciendo de “friso-heker” del templo de Hathor.
En época del emperador Tiberio se levantó y decoró a la entrada del templo principal, la gran sala hipóstila. Ha sido restaurada hace poco y, de debajo del negro producido por intensas hogueras que allí se encendieron, se han rescatado y ahora lucen en todo su esplendor unos colores maravillosos. El techo describe el firmamento, con las estrellas, constelaciones, signos del zodiaco y distintas escenas mitológicas celestiales que supuestamente tendrían lugar en determinados momentos del año. Es una auténtica maravilla, te deja boquiabierto y de tanto mirar hacia arriba se te queda un dolor de cuello…