Un fuerte viento ha dificultado el trabajo en el yacimiento. Descender a los pozos ha sido hoy un verdadero respiro. Dentro del pozo que excava Ibrahim ya hemos podido entrar dentro de la segunda cámara sepulcral. Sobre las piedras y tierra que llenan la sala hemos podido ver un par de cerámicas casi completas y huesos de al menos dos individuos.
En el momento que parecía que la excavación del depósito del patio de Djehuty llegaba a su fin, Carlos, a base de brocha, ha encontrado un fragmento de papiro de mediano tamaño. Aunque pueden verse restos de escritura, los signos están tan desvaídos que no puede leerse lo que en su día estuvo escrito.
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Carlos dentro del depósito del patio de Djehuty
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Fragmento de papiro hallado en el depósito del patio de Djehuty
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El 'moudir' dentro de una de las cámaras del pozo de Ibrahim
La otra sorpresa del día ha estado en la capilla de Djehuty. Cuando faltan unos setenta centímetros para alcanzar el suelo, José Miguel y Yuma han tocado roca junto a la pared este de la sala. Parece como si la mitad este de la sala tuviera un banco corrido tallado en la roca y pegado a la pared. De confirmarse esta hipótesis, sería un elemento más de originalidad con el que Djehuty habría querido distinguirse de sus coetáneos. Dentro de un dos o tres días estaremos en condiciones de confirmar esta suposición o de corregirla.
En la excavación del “anexo” de la tumba de Djehuty, hemos hallado hoy un fragmento de relieve procedente de la capilla, que Andrés ha sido capaz de reubicar en su lugar de origen.
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Elena dibujando cerámica dentro de la jaima grande
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Pía hace pruebas de limpieza en una de las paredes de la sala transversal de la tumba de Djehuty
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Excavación en el 'anexo' de la tumba de Djehuty
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Fotografiando los relieves de la capilla de Djehuty, para documentar el progreso de la excavación
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José Miguel Parra delante de la jaima grande, junto a las espuertas de materiales
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Cualquier explanada es buena para montar un campo de futbol. Se retiran las piedras más grandes y ya está
El viento nos ha impedido comer en el patio del Marsam, y hemos montado el comedor en la sala de trabajo. En el West Bank siempre sopla más viento que en la otra orilla y, teniendo la montaña tan cerca, se forman auténticas tormentas de arena. Las jaimas han resistido bien este primer zarandeo. Esperemos que no vaya a peor.