Hoy viernes se ha despedido Salima, que dentro de un par de días comienza sus clases en la Universidad Americana de El Cairo. La verdad es que es una suerte contar con ella en el equipo. Es una trabajadora incansable, hasta con muletas no hay quien la frene, y siempre con una sonrisa, hasta cuando se pasa horas y horas cribando huesecillos quemados y polvorientos. La echaremos de menos. Dando clase en el Master de la Universidad Autónoma de Barcelona el pasado mes de mayo una alumna me preguntó en clase “–¿Pero esa Salima que sale en tus fotos no es la de los documentales de National Geographic o Discovery Channel? –Si, es ella. – ¿Y como es que ella va con vosotros? Quiero decir que, pudiendo elegir el colaborar con cualquier proyecto en Egipto, ¿cómo es que elije el Proyecto Djehuty?” –Será por los gin-tonics…
Este viernes el equipo se ha dividido en varios grupos con distintos planes. Unos han cruzado el Nilo y se han ido al templo de Karnak, donde Curro y José Miguel han compartido sus conocimientos de historia y religión egipcias. Otros se acercaron a la tumba de Ramose y Rekhmira, para acabar luego en el Rameseum. Pía y yo nos hemos quedado todo el día trabajando en el Marsam. Con el día tan bueno que hacía daba un poco de pena estar encerrado en la Harwa pegado al portátil, pero por otro lado, si lo piensas, estamos toda la semana a pleno sol y yendo de un lado para otro, por lo que tampoco pasa nada si uno de los días de fiesta hacemos un poco de vida sedentaria. Ya nos resarcieremos el viernes que viene.
Bueno, la semana que viene promete ser intensa. Todos los lugares de trabajo están al roo vivo, llegando a su momento culmen, por lo que si todo va bien al final de la semana habremos cerrado cumplido ya muchos de los objetivos de esta campaña. Pero no todos, hasta el último minuto habrá sorpresas seguro. Además, esta semana el Proyecto Djehuty cumplirá quince años, quince años de alegrías, de esfuerzo, de amistad, de compartir ilusiones, tensiones y éxitos. Quince años, descubriendo cosas, descubriendo a gente, aprendiendo, dejándonos llevar por caminos con los que ni siquiera soñábamos. Quince años de “Diario de Excavación”, compartiendo con todos un poquito de nuestra suerte, de nuestro trabajo y de nuestras aventuras.