29 enero 2010

San Viernes hizo su aparición, esperada, sí, pero no por eso menos deseada. Después del desayuno de fin de semana en el patio del Marsam, a base de zumo de naranja (de los de verdad) y dos buenos huevos fritos. Andrés se fue por su cuenta a buscar unas canteras que hay pasado el camino hacia el Valle de los Reyes, con la idea de localizar graffiti y testimonios de ocupación. Pía y Nieves tomaron el camino opuesto y, con sus bicicletas, se marcharon hacia el río, siguiendo caminos de tierra junto a los canales. Los demás, divididos en dos grupos, nos fuimos a visitar tumbas de nobles en la ladera de la colina de Qurna. Por más que las veas nunca te cansas y siempre ves un detalle nuevo de vida cotidiana, de un ritual funerario o de una escena del Más Allá. Entramos en una decena de ellas, que están abiertas al público, aunque casi ningún grupo de turistas repara en ellas (¡por suerte!). empezamos en la tumba de Benia, apodado Pa-heqa-men, tesorero del rey Tutmosis III y problamente de ascendencia extranjera. Luego, la exquisita tumba de Mena, con una escena de agricultura llena de detalles curiosos, y la sorprendente tumba del alcalde Sennefer, con su techo representando un enorme emparrado. Terminamos con la grandiosa tumba del visir Rekhmira, y la tumba de Ramose, la única del grupo decorada en relieve.

Al final de la mañana acabamos todos en el Mohamed, frente a Medinet Habu, para tomarnos un aperitivo en su ambiente ibicenco. Y a las dos y media, Joan y Carlos tenían casi lista ya una estupenda paella y cebollas a la brasa. Hoy era el cumpleaños de María José y de uno de los hijos de Esther y Manolo, Juan, que cumplía nueve. Lo hemos celebrado por todo lo alto, terminando con una estupenda tarta de fresas y kiwis.

Aunque los fines de semana son aquí de un sólo día y tratamos de aprovecharlos a tope, consigues romper la rutina de la excavación y recargar pilas. Ya estamos listos para una prometedora semana, seguro que llena de sorpresas.